El Hotel Vincci en Málaga está en la calle Pacífico, 44, en una zona bastante tranquila, m la playa y del paseo marítimo.
Nosotros pasamos en este establecimiento hotelero un fin de semana largo con las niñas y quedamos encantados tanto de las instalaciones del hotel como del trato recibido por parte de sus empleados.
Es un hotel que está decorado con muy buen gusto. Tiene una decoración moderna tanto en las estancias comunes como en las habitaciones y cuartos de baños.
Nuestra habitación era grande, luminosa, estaba pintada de blanco y ese mismo color estaba presente en la mesa del escritorio y en la colcha de la cama. Hablando de la cama he de decir que era enrome, de matrimonio de verdad, muy cómoda.
Lo que no me gustó en el cuarto de baño es que en la pared que estaba alado de la pileta hubiera una especie de logotipo del hotel. Quedaba como un pegote.
La ubicación de este hotel está bien si vas a Málaga en plan sol y playa. No para ir al centro porque queda un poco lejos de las calles más céntricas de la ciudad. Necesitas desplazarte bien en autobús o en coche. Nosotros acabamos alquilando un coche porque ir con las niñas en un bus urbano que no conoces es un latazo. Además yo no estoy acostumbrada a llevar a mis pitufas en el bus. Siempre las llevo en coche. Me resulta mucho más cómodo.
Pasamos mucho tiempo en la playa. Desde nuestra habitación se veía la playa. Casi todas las habitaciones del Hotel Vincci tienen vistas al mar. Nuestra habitación tenía una especie de saloncito con tresillos y sillones que nos resultó genial para que las niñas durmieran allí. Estuvimos como en casa.
En cuanto a la limpieza lo tienen todo impecable. La habitación te la limpiaban a fondo todos los días. La limpieza tampoco les debe resultar difícil porque la decoración es bastante minimalista chic.
Del desayuno y contenta. Era un buffett que, como decía mi marido, te abría el apetito para acabar desayunando en una cafetería de fuera. Todo lo servían en cantidades pequeñas. La bollería me resultó escasa. La fruta la ponían en platitos troceada y pelada y no llegaba a nada. Hasta los pasteles de yema que tanto gustaban a Patricia y a Paula eran minúsculos. Lo que sí hacían era colocar todo muy bien.
El coche que alquilamos lo aparcamos fuera. En la zona no hay problema para aparcar.
Lo que no me gustaron nada fueron los pasillos del hotel. Todas las habitaciones daban a unos pasillos que recordaban los de la cárcel en las películas. Mucho hierro y cristal, pero con predominio de hierro. Casi me vinieron ganas de marchar cuando subimos para nuestro cuarto. Menos mal que la habitación me encantó. Era comodísima para un matrimonio con dos niñas. Entre la habitación y aquella especie de salita que teníamos añadida no tuvimos falta de espacio. Tampoco me puedo quejar del espacio del cuarto de baño. Era bastante grande y todo de mármol.
No nos cobraron extra por la conexión wi-fi de nuestra habitación. Teníamos dos ordenadores. Por una vez no hubo problemas para conectarnos los dos a la vez. Cuando tienes sólo un ordenador siempre es un lío. Mi marido y yo somos adictos a la Red de Redes. Lo reconozco.