Me gusta mucho leer y procuro estar al día de todo lo que surge en el mundillo literario, así que espero, a partir de ahora, contaros lo que me van pareciendo las novelas que leo o he leído.
Esta novela, en particular, es una de las que más me han sorprendido últimamente por su dureza y eso que al leer su sinopsis en la contraportada iba avisado de antemano. Pero claro, es como si el autor hubiese querido jugar a rizar el rizo. Y lo ha conseguido, no os imagináis de qué manera.
Comienza la historia cuando cuatro amigos de la época de la universidad deciden hacer una expedición al bosque más antiguo del círculo polar ártico, en Suecia. Y lo que parecía que iba a ser una grata experiencia, se convierte en todo lo contrario. Primero comienzan los problemas de convivencia: de los cuatro, tres están casados (aunque sólo dos de ellos han formado una familia: Phil y Dom) y el único soltero, Luke, se siente desplazado. Los tres parecen depender de Hutch, quien a su vez conoce un secreto que cobrará una gran importancia a medida que se suceda la acción y que implica a los dos padres de familia. Más tarde descubren que se han perdido, pero ya entonces las relaciones se han roto definitivamente y nada volverá a ser lo mismo.
El caso es que cuando crees que el libro no puede sorprenderte ya, aparece un grupo que en principio vienen a rescatarlo y no son más que una especie de secta más violenta todavía que el bicho de la primera parte.
En resumidas cuentas: el libro se deja leer, pero no puedo decir que sea de los mejores que he tenido la dicha de disfrutar. Es terror puro y duro, algo que me gusta advertir porque no a todo el mundo puede gustar.
Pues bien, llegados a este punto piensas que la historia se nos revelará como una lucha por encontrar de nuevo el camino de regreso y salvar esos problemas personales que en otras circunstancias no tendrían importancia. Pero no, de pronto aparece un ser violento cuya única distracción es acabar con la vida de los que se le cruzan en su camino.