Hannover es una ciudad del norte de Alemania, en la Baja Sajonia, que no es tan grande como yo pensaba antes de visitarla. Como mucho esta ciudad cruzada por el río Leine tiene 500.000 habitantes.
Nosotros conseguimos un plano de la ciudad en la Oficina de Información y Turismo que nos fue de gran utilidad a la hora de hace turismo. En el folleto recomendaban seguir el llamado Hilo Rojo, una raya de color rojo pintada en el suelo que te lleva a los monumentos y edificios de interés.
Lo que más me gustó de Hannover fue su calle de comercios, BahnhofstraBe se llama. En ella encuentras tiendas de ropa, librerías, centros comerciales, tiendas de comida, pastelerías, tiendas de golosinas...
Tiene Hannover edificios bonitos como el edificio de la Ópera, un edificio de mediados del siglo XIX que ha sido restaurando después de la Segunda Guerra Mundial. También me pareció precioso el edificio del nuevo ayuntamiento de la ciudad. Nuevo no es muy nuevo ya que fue construido en el año 1913. Nosotros entramos a verlo por dentro. A mi marido le llamaron mucho la atención las cuatro maquetas que hay dentro del ayuntamiento de la ciudad. Cada una es de una fecha distinta. Te permiten ver la evolución de Hannover a lo largo el tiempo. Subimos hasta la cúpula del edificio en el ascensor. Desde allí mi marido hizo un montón de fotos. Había unas vistas estupendas de la ciudad.
Mis hijas quedaron encantadas con el lago Maschsee. Me dio pena tener que contarles que era un lago artificial. Patricia no se podía creer que se pudiese hacer un lago de mentira, como ella lo llamaba, tan grande. Grande sí es. Tiene unos dos kilómetros y medio. Mi marido alquiló una barca para dar un paseo por el lago. Yo no me apunté, pero las niñas se lo pasaron pipa en la lancha. En invierno hace patinaje sobre este lago porque se hiela. Nosotros estuvimos en verano y no había nada de hielo.
Mi marido se quedó con las ganas de ir al HDI Arena, el estadio de fútbol. Unos amigos le habían contado que era impresionante el ambiente que había cuando jugaba el Hannover 86. Será otra vez. No descartamos hacer otra visita a esa ciudad del norte de Alemania. Sólo por ver las caritas de mis niñas cuando vieron las Nanas, unas esculturas de mujeres que hay al lado del río ya merece la pena volver. Os recomiendo Hannover.