El Hotel Bellavista Sevilla tiene ofertas interesantes lo cual lo hace ideal para pasar unos días en la capital andaluza con la familia. Nosotros estuvimos con las niñas y pagamos como si estuviéramos solos. No cobraban por los niños si se alojaban en la habitación de los padres.
Lo malo es que no estuvimos sobrados de espacio. La habitación nos fue justita. Yo no hubiera aguantado una semana entera metida en aquella caja de cerillas. Me acabé sintiendo como una sardina enlatada con toda la familia.
La habitación era un poco oscura, pero eso se debía la decoración. Estaba pintada en dos colores: azul la pared del cabecero de la cama y blancas las restantes paredes. No me gustó. Los dos colores le daban aspecto de habitación de pensión.
Los mueble eran estilo antiguo. Camas con cabeceros en madera antigua, mesillas de noche que parecían las que había en la casa de mis abuelos cuando yo era pequeña y colchas poco llamativas.
El televisor estaba colgado de la pared enfrente de la cama. Bueno, más que colgado estaba empotrado. Debía tener miedo de que los huéspedes le marcharan con él. Una mesa con una silla igual de antiguas contribuía a completar la decoración antigua de la estancia.
Peor era el cuarto de baño. Si los suelos de la habitación se veían de madera recién colocada, los del cuarto de baño se veían como del siglo pasado. Estaban más usados que las aceras de la Gran Vía madrileña. La bañera era correcta, el lavabo antiguo y el váter tan antiguo como la pileta. El cuarto de baño tenía azulejos blancos.
El Hotel Bellavista Sevilla está bien situado. Te queda en un sitio cómodo para ir al centro de Sevilla porque te pasa el autobús por delante.
Cuando estuvimos nosotros había una boda en uno de los restaurantes. Parece que la gente va mucho a a este hotel a hacer bodas, bautizos y comuniones. No me extraña porque te ofrecen menús para todos los gustos. Nosotros nos quedamos a comer en la Sala Bellavista y el camarero nos ofreció un menú para celíacos y también comida Kosher.