El Restaurante el Rancho de María está ubicado en Chamartín, en el madrileño barrio de Hispanoamérica, entre las calles Príncipe de Vergara y Costa Rica. Se encuentra cerca del Parque de Berlín y del mercado de Chamartín.
Estamos hablando de un restaurante familiar, acogedor, con un comedor bien iluminado que tiene vistas a un jardín bastante bien cuidado. Te sientes cómoda comiendo en El Rancho de María. La decoración es sencilla y funcional. Tiene las mantelerías en color rojo y las vajillas de estilo tradicional en blanco. En la zona de tapeo los manteles son individuales y las servilletas son de papel. En las terrazas se combinan sillas de mimbre con mesas de metal. Las terrazas suelen estar bastante más llenas de gente.
El persona es atento y te sirven rápido. No tienes que estar esperando horas por la cuenta. Durante la semana laboral son todavía más rápidos. Los fines de semana hay más gente y todo va un poco más lento, aunque no tanto como en otros restaurantes en los que te dan las uvas esperando por un camarero. Este restaurante tiene un ambiente bastante informal. Algunos día hay comidas de empresa, pero no se ve la gente vestida en plan sofisticado. El ambiente es muy informal en este local con cabida para unos 80 comensales. Por eso me gusta.
En El Rancho de María, Madrid te sirven platos de buena cocina mediterránea y una exquisita carne a la parrilla que hace las delicias de mi marido. Nosotros vamos por la carne. Está deliciosa como la preparan.
Este restaurante tiene menú diario, pero también puedes ir en plan de tapeo. No sólo tiene menús diarios sino que ay menús para grupos y comida a la carta.
Nosotros tenemos ido tanto para tapear como para comer menú. Si vas de tapas, te quedas en la zona destinada al tapeo. Allí te sirven patatas alioli, patatas bravas, tablas de patatas y sabrosas salchichas, tostas variadas por unos cinco euros, sándwiches, hamburguesas y también una parrillada especial para que la compartan los más jóvenes por un precio de 17 euros.
El precio del menú diario es de 10,90 euros. No es nada caro y menos teniendo en cuenta de que estamos ablando de un restaurante de Madrid donde los precios suelen estar por las nubes en muchos locales de restauración.
Mi marido siempre quiere ir los jueves que es cuando preparan el cocido madrileño. La fabada asturiana toca los miércoles. A mí me gusta más el cocido. En verano tienen un menú del día gazpacho, salmorejo o ajo blanco.
Puedes llevar comida de este restaurante a tu casa. Nosotros tenemos encargado una paella o uno de sus deliciosos arroces. El Arroz con carabineros está que te chupas los dedos.
Otro menú que nos gusta mucho es el Menú de la Carne a la Parrilla. Cuesta unos 18 euros e incluye una ensalada mixta y un buen trozo de buey con patatas fritas y una bebida que suele ser una copa de vino de Ribera del Duero o de Rioja. La carne la ponen troceada en platos de barro.
Pocas veces comimos a la carta aunque tienen platos interesantes. Por ejemplo, los Calamares a la andaluza, los Chipirones a la parrilla, las Croquetas del Rancho, las Habitas con calamarcitos que le encantan a mi suegra, el Pulpo a la gallega que está bastante en su punto, unos Huevos rotos que poco tienen que envidiar a los de Lucio, un Surtido de ibéricos que quita el hambre con sólo mirarlo, Queso manchego muy rico, Jamón de bellota o las Parrilladas de verduras que tanto le gustan a mi cuñada y que a mí no me gustan nada. Son platos que van desde los 9 euros hasta los 20 euros. Debes mirar los precios para no llevarte una sorpresa cuando vayas a pagar.
Los arroces de este restaurante madrileño son mi perdición. Los he probado todos: Arroz con Bogavante, con Carabineros, Paella de verduras, Paella mixta, Arroz negro y el Arroz Abanda
En ensaladas también tienen mucha variedad: la de Rancho María, la de Tomate con ventresca y la de Queso de cabra con jamón de pato, que es muy fuerte para mi estómago.
Como entrante están bien los revueltos. Tienen el de Morcilla, el de Setas y gambas y el de Bacalao a la portuguesa que es mi favorito. Yo el de setas y gambas nunca lo he pedido. Las setas no me va ni mirarlas. Todo lo que puede ser venenoso está descartado de mi dieta.
No debes perderte el postre. En este restaurante hay postres tan ricos como el Arroz con leche, un Flan con nata muy rico, la Crema irlandesa, la Crema catalana, las Natillas de huevo que no están muy pesadas, el Puding y helados que están perfectos cuando empieza a hacer calor y te apetece acabar una comida con algo que te refresque el estómago.
El horario de este restaurante es: para las comidas, de 13:00 a 15:30h, y para las cenas, de 20:00 a 23:30h. Abren todos los días, también sábados y domingos.
El Rancho de María es un local acristalado entorno al parque Santamarca. Está en una zona verde y arbolada junto a la calle Puerto Rico, que está situada entre edificios residenciales y zonas infantiles, campos de baloncesto y otras instalaciones para practicar deporte.
La última vez que estuvimos pedimos como entrantes carne de Rabo de Toro sobre arroz blanco y unos triángulos de masa brick rellenos de morcilla de Burgos. Después nos trajeron una ensalada con lechuga, surimi, gambas, setas, y tomates cherry. Yo aparté las setas. No sabía ni que la ensalada las tenía hasta que las vi en mi plato. De plato principal nos sirvieron un besugo al horno sobre una cama de patatas panaderas y pisto que estaba delicioso. En otra ocasión había pedido el entrecot a la parrilla. Me gustó más el besugo. El entrecot de la otra vez como que no me iba mucho. Lo encontré un poco fuerte para mi estómago. En cambio, el besugo me sentó muy bien. De postre me quedé con un buen trozo de tarta Selva Negra.
La comida nos salió en 20 euros por cabeza. Un precio razonable. En ese precio iba incluida la bebida: vino tinto de la Tierra de Castilla y una cerveza para acompañar los entrantes. Lo que no fue incluido en el precio fue el café que pidió mi marido después del postre. Nos dijeron que se lo cobraban porque había comido el postre. Si no comías postre, el café iba en el precio de la comida. Esto no me gustó nada. Me pareció muy cutre por su parte cobrar un café de pocillo pequeño.