La última vez que estuvimos en Londres optamos por el The Hide London, Londres, porque es un hotel que está alejado del centro de Londres, y nos pareció que sería más tranquilo.
Es un hotel que está bien comunicado por transporte público con el resto de la ciudad y tiene la ventaja de estar ubicado en un barrio tranquilo, exceptuando la plaza que hay donde la estación del metro, mucho más bulliciosa que las calles que rodean al hotel.
El hotel es pequeño. Sólo tiene 23 habitaciones repartidas en dos plantas. Nuestra habitación estaba en la segunda planta. Hubiera elegido una de la primera planta si supiera que el hotel no tiene ascensor. Subir las maletas por unas escaleras, aunque sean sólo dos pisos los que hay que subir, cuesta.
En todo caso, no me arrepiento de haberme alojado en este hotel que, por fuera, parece una casa más del barrio. Tiene una fachada bonita. También es bonita la decoración del interior del edificio. Todo está decorado con muy buen gusto, como si fuera una casa particular inglesa en plan bien.
Me llamó la atención que para disponer de luz hubiera que meter la tarjeta que te dan en recepción como llave de la habitación. El wi fi era gratis en todo el hotel. Cuando te dan la tarjeta que abre la puerta, también te dan la contraseña de la conexión a Internet.
Este hotel no dispone de restaurante. Sólo sirven desayunos, unos desayunos estilo inglés que te quitan el hambre para el resto del día. Yo no hubiera comido más, pero mi marido es de grandes comidas. Salimos a comer y a cenar por restaurantes de los alrededores del hotel. Son tranquilos y no te cobran mucho.
En la habitación nos dejaron una tetera para preparar infusiones y café. Mi marido es un experto en hacer café en las teteras de los hoteles ingleses. El minibar lo vaciamos pronto. Como era gratis, acabamos con los refrescos y las aguas minerales que nos dejaron. Cuanto más reponían, más bebíamos.
Os recomiendo el The Hide London, Londres. Quitando la falta de ascensor y la moqueta que había en el suelo de la habitación, es perfecto. Lo que más me gustó fue su limpieza. Lo tenían todo impecable. Como decía mi marido, era un hotel que olía a limpio. No era para menos teniendo prohibido fumar en todo el hotel. Estabas como en casa.