Lo mejor de este hotel es su ubicacion en mitad del pueblo que le ha dado el nombre, Frigiliana.
Frigiliana es un pueblecito con vistas a la sierra ideal para relajarse y desconectar del mundo y este hotel te ayuda a ello.
Nosotros fuimos en temporada baja y quizás por eso era demasiado solitario, pero tiene pinta de estar muy animado de verano.
Como anécdota os contare que el recepcionista que nos atendió entendía muy poco español y tuvo que llamar a otro. Vale que sea temporada baja, que el hotel estuviera con el personal justo, pero que en España no nos entienda en un hotel en castellano me alucina. Aún así, el trato fue correcto, no tengo queja.
La habitación era grande, muy limpia, y con vistas a la sierra. El baño amplio y con las amenities necesarias para no tener que abrir casi tu bolsa de aseo.
El hotel tiene un restaurante amplio, aunque creo que se puede quedar corto si está lleno. Para nosotros mas que de sobra pues sólo había 3 mesas ocupadas.
El servicio correcto, aunque el camarero parecía nuevo, pero la falta de eficiencia la suplía con amabilidad y simpatía. La comida riquísima. La cena era un menú y el desayuno tipo buffet sin mucha variedad pero rico.
Es un hotel que consideraría si fuera otra vez por esa zona, pero en época más turística y es que por los alrededores no había mucho que hacer y al final te aburres, pues el hotel no cuenta con animación.