No soy muy de maquillarme. Lo hago por obligación porque al trabajo tengo que ir maquillada y por eso suelo elegir fórmulas de larga duración, para no tener que retocarme.
Es por eso que los días que no trabajo huyo de los maquillajes cubrientes, pero como estoy acostumbrada a ver mi piel perfecta, ya no puedo salir sin nada que me difumine las imperfecciones y es que desde hace un par de años mi tono es desigual (manchas y marquitas rojas) y no lo soporto, así que aunque lo odio, en mis días libres también me maquillo, pero muy light.
Este maquillaje da a mi piel ese efecto cara lavada que busco. Piel bonita que parece que no lleva nada pero con una luminosidad y una uniformidad en el tono que me encanta. Realmente parece que no llevas nada, pero esas pequeñas manchas rojas no se ven y las manchas oscuras se ven difuminadas. Parece que te has levantado así de la cama, jajaja.
La aplicación del double wear cushion stick es muy sencilla, limpia y cómoda. El aplicador está integrado en el mismo maquillaje y es que viene con una esponjita que ayuda a repartir el maquillaje de forma uniforme y que este quede muy ligero.
El uso es muy sencillo: Destapar, girar la ruedita hasta que salga un poco de fluido y repartir por el rostro con movimientos circulares. Si vemos que ha salido demasiado producto giramos en el sentido contrario para que el maquillaje se reabsorba y así no desperdiciamos producto. Es mejor sacar poquito porque para aplicar mas siempre estamos a tiempo. De otro modo desperdiciaremos producto y su precio no esta para ello. Ese es el único inconveniente que le veo, su precio. Cuesta 39€ pero es que trae muy poquita cantidad. Solo 14 ml. Si giramos la ruedita a lo loco nos durará poquísimo. Desde luego es mejor reaplicar.
Lo mejor de este maquillaje es su acabado nude, totalmente natural, y la luminosidad que aporta. Otra ventaja es que es muy portable. Lo puedes llevar en el bolso y retocarte siempre que lo necesites y es que lleve el aplicador incorporado es comodísimo.