Hotel Russell Londres: un hotel decorado como el Titanic

Acerca de:Hotel Russell [Londres]
Ventajas:dichas
Desventajas:dichas
Nunca olvidaré mi estancia en el Hotel Russell Londres con mi marido. No me esperaba encontrar dentro de aquel edificio de ladrillo rojo unas estancias decoradas como en su día lo estuvo el Titanic. Es sencillamente asombroso. La única desventaja que le encuentro es que no sea fácil encontrar habitación libre. Es un hotel muy demandado en la capital británica.

Es también un hotel que está muy bien ubicado. Puedes ir andando hasta el Museo Británico. Yo no soy nada de museos, pero me acerqué hasta el Museo Británico para contentar a mi santo. Está empeñado en hacer de mi una mujer culta. Nunca conseguirá que deje de ser una mujer adicta a las compras. Para ir de compras también es muy recomendable el Hotel Russell Londres porque todas las tiendas de marca que merecen la pena te quedan por los alrededores. Si quieres alejarte de esos maravillosos alrededores, puedes ir en autobús o tranvía. El Hotel Russell Londres está muy bien comunicado con el resto de Londres.

La habitación era tan amplia que parecía mi casa sin tabiques en tamaño. No tuvimos discusiones por falta de espacio, cosa muy importante para que no se termine un matrimonio. Yo no soy capaz de compartir una habitación con mi marido si no tengo una cama grande, como la que tuve en el Hotel Russell Londres, y suficiente espacio en la habitación para dejar mis maletas sin que mi santo no tropiece en ellas. También es muy importante para mí la limpieza. La habitación del Hotel Russell Londres estaba limpia como los chorros del oro, y lo mismo puedo decir del cuarto de baño. Notabas que estabas en uno de los mejores hoteles de Londres.

Nunca subí tantas escaleras como los dos días que estuve en el Hotel Russell Londres. No es que no hubiera ascensor, que sí había, sino que me encantaba el dragón que tenían en las escaleras. Me comentaron en recepción que lo había dejado allí el mismísimo ingeniero del Titanic que se hundió con todos los millonarios de principios siglos en las frías aguas del Atlántico. ¡Y la sala de los desayunos! Era idéntica a la del barco. Yo casi me mareaba pensando en la película. ¿Y si se hundía aquella belleza? Menos mal que estábamos en tierra firme. Hubiera sido un desastre acabar mi existencia cuando estaba viviendo unos días de puro enamoramiento de mi marido.
Fecha:09:51:12 12/03/17
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
Votos:no disponible.
Categorías:Viajes