El Paramount Hotel en Nueva York no te deja indiferente con sus interiores decorados como si de un lujoso trasatlántico se tratase. Fue decorado y renovado hace años por un artista que se llama Starck. El lobby del hotel simboliza el puente del barco con una larga escalera que cuesta subir con tacones.
Pese a ser tan moderno no es un hotel en el que me haya sentido cómoda. Me dieron una habitación muy ruidosa. Se oían los ruidos del tráfico y también los ruidos procedentes de las otras habitaciones. Mi habitación era de las más luminosas. Tenían otras habitaciones con luz de pub que no me gustaban nada. Menos mal que pude elegir.
Los suelos de la habitación eran de madera que recordaba la madera de las cubiertas de los barcos, nada de tarimas modernas. Me gustó que las paredes estuvieran pintadas de color blanco. Lo que no me gustó nada fue que me dejaran flores en la habitación y en el cuarto de baño. Le tuve que decir a la chica de recepción que no quería rosas ni rojas ni blancas ni de ningún color. Detesto las flores en las habitaciones donde duermo.
El cuarto de baño no era gran cosa. Muy oscuro. No sabías si estaba limpio o estaba por limpiar. Lo limpié yo misma porque por allí la limpieza no brillaba. Las limpiadoras hacían una limpieza muy de andar por encima.
Pese a todo os recomiendo este hotel. tiene una ubicación céntrica. Es perfecto para los turistas porque tienes los museos más importantes de la Gran Manzana alrededor del Paramount Hotel en Nueva York. Esto te evita desplazamientos en transporte público. A mí no me gusta mucho desplazarme por Nueva York en transporte público. Los taxistas neoyorquino te cobran como si fueras una marquesa cuando ven que eres europea.
El Paramount Hotel en Nueva York tendría que ir pensando en una nueva remodelación. Yo le cambiaría los salones comunes por algo más moderno, más clarito. Por ejemplo, la cafetería te metía ne una depresión con sus colores café con leche oscuro.