El otro día leí un titular: “Rocadragón está en España y se llama San Juan de Gaztelugatxe”. Para los que no seáis demasiado frikis, Rocadragón tiene que ver con juego de tronos y nos lleva a pensar en un lugar agreste, de difícil acceso y rodeado de un mar bravío. Pues bien, después de quitarle el glamour que da la televisión, esa es la descripción perfecta para este sitio.
San Juan de Gaztelugatxe hace referencia a una Ermita que está en la cima de un acantilado. Para llegar a ella tenemos que subir unos 240 escalones y previamente recorrer unos 2 km desde el punto de salida de la ruta y es que ya no dejan acceder en coche hasta el comienzo de las escaleras.
Menos mal que la mitad del camino lo haces a la sombra, y que el día que fuimos nosotros estaba nublado, porque eso a pleno sol no hay quien lo haga del tirón, a menos que estés un poquito en forma (no es mi caso)
Aún así, es un lugar que os recomiendo. Había personas bastante mayores, no es demasiado complicado, aunque no está adaptado para personas de movilidad reducida.
El camino es muy concurrido. Supongo que en fin de semana tiene que ser horrible de visitar, casi como si fuera una procesión y es que nosotros fuimos un martes de julio y había mucha gente.
Me parece un plan ideal para hacer una ruta facilita con familia o amigos. No tiene pérdida, las vistas son impresionantes, el camino está medianamente preparado para caminar y el único peligro es que seas un poco torpe y tropieces con una piedra.
Una vez llegas arriba tienes que hacer la cola de rigor para tocar la campaña de la iglesia. Por allí oí que si tocas la campaña 3 veces se te cumple un deseo. No creo en esas cosas, pero yo toqué por si acaso, jeje. Y me hice la foto de rigor para atestiguarlo.
La ermita no es nada del otro mundo. Pequeñita, en piedra, con barquitos que la adornan. Si no fuera por el enclave en el que está, no la conocería nadie.
En tres puntos del recorrido hay baños públicos. Huelen bastante mal pero te hacen el apaño y es que en esta ruta lo del hacer tus necesidades en la naturaleza va a ser que no, porque hay gente por todos los lados.
A destacar el puente de tres arcos que nos pasa al islote con la Ermita. Curioso y supér bonito con el mar rompiendo a cada lado. Hay escaleras para bajar a la base de los arcos y mas escaleras para bajar hacia el mar, pero no os recomiendo llegar tan abajo porque las olas pueden tirarte y golpearte contra las rocas.
Un lugar perfecto para pasar un día completito porque la ruta no lleva ni 3 horas (eso si te detienes casi en cada roca) y después puedes tomar algo en la cervecera que hay al inicio de la ruta o bien bajar hasta la playa de Bakio a darte un chapuzón y quitarte el calor y cansancio de la ruta (que fue lo que hicimos)