Ya ha llegado a las librerías la tercera parte de la saga Los pilares de la tierra de Ken Follet. Estoy hablando de Una columna de fuego, un libro más en la línea de Un mundo sin fin que de Los pilares de la tierra. Estas continuaciones no me convencen. Debe ser que como tardó tantos años en darle continuidad a Los pilares de la tierra, Ken Follet acabó añadiendo dos retales que no convencen a nadie.
Una columna de fuego de Ken Follet arranca cuando el joven Ned Willard regresa a su hogar en Kingsbridge por Navidad igual que el turrón. Pero no estamos cerca de nuestro siglo, sino el el lejano siglo XVI, en el año 1558, un año que trastocará la vida de Ned y que cambiará Europa para siempre poniéndola en el camino de lo que sería la Europa actual.
Estamos en tiempos de enfrentamientos por motivos religiosos. La vieja catedral de Kingsbridge contempla una ciudad dividida por el odio religioso. Los principios elevados hacia los dioses que son uno chocan con la amistad, la lealtad y el amor, y provocan derramamientos de sangre entre conocidos. Aquí mete Follet su historia de amor: Ned se encuentra en el bando contrario al de la muchacha con quien anhela casarse, Margery Fitzgerald. Un horror. Vamos a sufrir mucho con estos dos enamorados.
El famoso escritor empieza a explicarnos la Historia en medio de tanto amor. Cuando Isabel I llega al trono, toda Europa se vuelve en contra de Inglaterra; España también, por supuesto. La joven monarca inglesa, astuta y decidida, organiza el primer servicio secreto del país para estar avisada ante cualquier indicio de intrigas homicidas, levantamientos o planes de invasión de su imperio.
Lo malo es que la Reina inglesa tiene una enemiga. En París se encuentra la seductora y obstinada María Estuardo, reina de los escoceses, en el seno de una familia francesa con una ambición descomunal. Proclamada legítima soberana de Inglaterra, María cuenta con sus propios partidarios, que conspiran para deshacerse de la Reina Isabel. Todo es un poco rollo o bastante rollo. Yo me perdía. Tuve que ir anotando nombres y personajes para no volverme tarumba con tanto lío porque a lo de las Reinas tienes que sumar el lío del protagonista de la novela.
Nuestro Ned Willard está buscando a un tal Jean Langlais, un personaje escurridizo y enigmático, sin saber que tras ese nombre falso se esconde un compañero de clase de su infancia. Pasado y presente. Odios del pasado. Y esto liara todavía más su historia de amor.
La novela no engancha. Sólo la continuas leyendo porque el amor entre Ned y Margery parece condenado al fracaso mientras el extremismo hace estallar la violencia desde Edimburgo hasta Ginebra. Quieres saber si acaban juntos comiendo perdices. El final de los personajes históricos ya lo conoces. Isabel se aferra precariamente a su trono, tal como nos contaron en la escuela, y a sus principios, protegida por un pequeño y entregado grupo de espías hábiles y agentes secretos valerosos enamorados de su Reina.
No os recomiendo esta novela a no ser que busques un libro con el que conciliar el sueño de noche. Yo leía tres páginas y quedaba dormida como la Bella Durmiente. Así lo fui acabando. Confieso haber leído el final antes de llegar a la última página. No podía esperar a descubrir como acaba la novela. Pero, tranquilos, no os lo voy a revelar. Paga 24,90 euros por el libro y descúbrelo. Ken Follet te dará las gracias.