Pasar unos días en el Parque Natural de Cazorla es posible sin ir de acampada sino yendo a lo grande, es decir, durmiendo en una cama y teniendo las mismas comodidades que tienes en tu casa. Para eso te tienes que alojar en el Parador de Cazorla, como hicimos nosotros. Pasamos unos días inolvidables, sobre todo por el miedo que pasé por culpa de la decoración, con las niñas en plena naturaleza de la provincia de Jaén.
Es un parador que está rodeado por una densa vegetación. Yo casi no creía que estuviera en Jaén. Me sentía como en mitad de la selva porque no veías otra cosa que no fueran árboles. Mi marido decía que no estábamos muy seguros porque podía haber un fuego en el bosque y nuestras hijas estarían en peligro. Es un padre muy dramático.
Dramática sí que me puse yo cuando vi las estancias comunes, aquellos salones llenos de bichos disecados. Cogí a mis hijas por sus bracitos y me las llevé directas a la habitación. No me importó que la cama fuera de dosel y la cama auxiliar pareciera quitada de una habitación de convento. Mis hijas no podían ver aquellos pájaros voladores disecados y aquellos ciervos que algún día habían estado vivos pro la selva exterior. Fue horrible. Casi hubiera preferido quedarme en una tienda de campaña.
Mi marido me prometió estar sólo dos días. Al final estuvimos tres días porque mi santo estaba por negocios en el parador y no cerró el contrato con el cliente hasta el tercer día. Fueron tres días en los que casi no salí de la habitación. No nos perdimos mucho. La piscina no estaba climatizada y hacía frío. Para tomar aire me llegó y me sobró salir a la terraza de la habitación.
Ni siquiera fui a comer al restaurante. Mi marido me subió unos tappers con pisto, gachamiga y pipirrana. Sólo comí la pipirrana. No tenía ni hambre. El comedor, me contó mi santo, estaba lleno de bichos disecados también. Los decoradores de este parador tuvieron muy mal gusto. Por eso no os lo recomiendo.