La Graciosa es una isla poco conocida, pero existe. Está en las famosas Islas Canarias. Yo estuve en ella una vez con mi marido y unos amigos nuestros. Es una isla de sólo unos cinco kilómetros de largo por seis kilómetros de ancho.
Esta isla es patrimonio del Estado. La gestiona el Organismo Autónomo de Parques Nacionales. No dejan construir carreteras. Hay las que hay y punto. Eso lo hacen para conservarla virgen. Nosotros estuvimos en Pedro Barba, un núcleo habitable sólo en verano. El otro núcleo se llama Caleta de Sebo y allí sí creo que te dejan quedarte durante todo el año.
Os recomiendo La Graciosa para apartarte del mundanal ruido. Está a tres horas de avión desde Madrid. Puedes coger un ferry en Lanzarote y en sólo veinte minutos estás pisando los caminos sin asfaltar de esta octava isla de las Canarias, muy poco conocida por las multitudes. Es un tesoro natural que ojalá se conserve tal cual está. Las casitas pintadas de blanco, azul o verde enamoran. No tienen más de dos plantas. Nada de hoteles en rascacielos que rascan los cielos. En La Graciosa sólo oyes el ruido de las olas. Es, como os decía, un paraíso en esta España nuestra. Como os dije también, nosotros nos alojamos en una casita que alquilaban, pero hay un hotel si quieres hacer un turismo más clásico. Mi marido y yo elegimos una casita porque nos queríamos sentir habitantes de esta isla inolvidable en nuestros recuerdos de viajes por el mundo mundial.
La Graciosa es una isla perfecta para apartarte del mundanal ruido. Yo iba en bicicleta hasta las playas vírgenes a tomar el sol. Mi marido se dedicaba a andar con sus amigos. Le encanta el senderismo. Fui en bicicleta a La Cocina, a la playa Baja del Ganado y a la playa de los Franceses. Mi marido consiguió convencerme para ir a ver los volcanes la Montaña Amarilla y Las Agujas. Por mí me hubiera quedado en la playa todo el día. Me sentía como una Eva libre en el paraíso. Tuvimos la gran suerte de alquilar una casa particular.