Corría el año 1996 cuando yo andaba por EEUU mejorando mi inglés. Recuerdo que fui a ver con una amiga Sólo los tontos se enamoran, una película que triunfa aquel verano en los Estados Unidos de América. Yo me quedé con la sensación cuando salí del cine que no era para tanto. Los americanos aprecian un cine muy distinto al que valoramos en España.
Esta película no es más que un drama romántico que nos han contado miles de veces. Por una parte tenemos a un hombre exitoso y por otro lado tenemos a la pobre mujer que se enamora del chico perfecto. Alex Whitman es un ejecutivo de Manhattan exitoso que es destinado a Las Vegas para supervisar la construcción de un local nocturno que se supone que va a tener mucha clientela. Allí conoce a la guapa Isabel, una chica de origen mexicano con la que pasa una noche de vino y rosas. Imaginaros lo que pasa. Sí, eso que suele ir creciendo hasta los nueve meses y que a los nueve meses empieza a llorar tras salir a la luz del mundo. o hace falta esperar tanto tiempo para que el tal Alex se dé cuenta de lo que ha pasado. Tres meses después, el destino vuelve a unirles y Alex descubre que Isabel está embarazada pese a que no se le nota mucho la barriguita. Sacad los pañuelos, chicas. Hay que llorar aunque no quieras.
En el reparto hay nombres conocidos: Salma Hayek, Matthew Perry, Jon Tenney, Jill Clayburgh, Carlos Gómez, Tomas Milian. Todos más jóvenes. Sólo por eso hay que ver esta película, una comedia que pone de manifiesto las diferencias culturales de manera divertida. Te ríes tanto como lloras. Yo he vuelto a ver esta película estas Navidades en casa para fastidiar a mi santo. Salma Hayek no era tan guapa el año 1996 como lo es hoy. La cirugía y los gimnasios hacen maravillas. La película me ha valido para convencer a mi marido de que servidora tiene que hacerse unos retoquitos.