Denia es una ciudad que me encanta. He pasado allí muchos días de vacaciones de niña. Una tía mía vivió en Denia hasta que se separó de su marido ruso. Por eso fue para mí una gran alegría poder volver a Denia con mi marido y con mis hijas. Nos alojamos en el Hotel Buenavista, una casona del siglo XIX que está sobre una pequeña colina. Es un pequeño hotel muy fácil de encontrar. Se ubica justo al lado del Parque Natural de les Marines. Por allí hay un castillo árabe precioso. ¿Y qué decir de la enorme mole rocosa del Montgó? Impresionante. Fuimos a pasear por la zona rocosa para que mis hijas vieran la naturaleza alicantina. Las niñas piensan que en la comunidad de Valencia sólo hay sol y playa.
Llegar al Hotel Buenavista es un gustazo. Vas subiendo por un camino sinuoso entre árboles frutales. Llegas al gran portalón de la entrada y te sientes como una duquesa que acaba de llegar a su gran finca. La casona ha sido remodelada a fondo. Falta le hacía. Pero conserva tal cual la finca de 16.000 metros cuadrados con pinos, palmentas, naranjos, cipreses, sauces y arancarias. Es todo un lujo para los huéspedes. Pasear entre tanto árbol es recuperar la salud, como decía mi suegra. La madre de mi marido se sumó a nuestras vacaciones cuando su hijo le envió una foto de la zona arbolada de la finca.
La casona es inolvidable con su fachada de color terracota y sus balcones de forja. Tiene una cubierta de teja árabe con pronunciados aleros. La tienen muy bien cuidada tanto por fuera como por dentro.
A mi suegra lo que más le gustó fue el jardín. Yo lo encontraba algo boscoso, pero para la madre de mi santo estaba perfecto. Paseaba con sus nietas por los caminos de grava rosada. Mi suegra pasea mucho. Dice que andar es el mejor deporte que hay. Debe creerlo porque se lo dice su médico de cabecera. Yo las dejé andar y me relajé en la piscina. Cuando no nadaba estaba en las sillas de mimbre que había junto a la piscina. Leí un montón tanto sentada en una silla de mimbre como tumbada en las hamacas de teca a la sombra de los naranjos.
Os recomiendo el Hotel Buenavista en Denia, Alicante, un hotel rural con suelos de barro, mobiliario rústico y elegante. Vi alguna pieza restaurada que parecía cara. Las colchas de las camas eran de colores alegres. la nuestra era de un azul precioso. En las paredes había apliques dorados que hacían mucho juego con los colores pastel de los tabiques.
No diría que es un hotel lujoso, pero está bien para pasar unos días en Denia lejos del mundanal ruido de las zonas que frecuentan más los turistas en esta bonita ciudad alicantina. Yo volvería sólo por la bañera de hidromasaje que teníamos en nuestro cuarto de baño y por volver a comer y a cenar en el comedor acristalado sentada en una silla de mimbre mientras miraba el verdor del jardín. Mi marido no salía del gimnasio, un gimnasio bastante lujoso ubicado en una construcción anexa de la casona. Jugamos al tenis y al pádel en la pista que tenían. Mi suegra descubrió una antigua sala de baños escondida entre la maleza del jardín. La tenían cerrada.
Lo que debería mejorar el Hotel Buenavista en Denia, Alicante son las zonas comunes. Debería hacerlas más amplias. Por ejemplo, la sala de desayunos la utilizan también para sala de reuniones. No me parece buena idea. la gente que va a una reunión de trabajo no quiere sentarse en unas mesas que aún huelen al bacon ahumado del desayuno. El bar que tienen en recepción también queda pequeño. Un bar un poquito más grande le daría mayor comodidad a los turistas alojados en el Hotel Buenavista en Denia, Alicante.