El Premio Herralde de novela no suele estar muy acertado ni con las novelas ganadoras ni con las novelas finalistas. El sistema del tacto de Alejandra Costomagna es una novela finalista de este premio. La leí porque sólo tiene 182 páginas y porque las tramas tristes suelen engancharte a tu pesar. Empiezas con una pena y te animas a seguir leyendo penas hasta la última página.
Es lo que ocurre en El sistema del tacto de Alejandra Costomagna. Empieza la novela con un tío Agustín a punto de morir. Como era de esperar, la sobrina va a despedirse del tío moribundo tras pedírselo su padre. Para ello hace un viaje de Argentina a Chile. Un viaje de mil quinientos kilómetros le da para pensar más de la cuenta. Se nos pone nostálgica y empieza a contarnos todos los momentos de su vida que la agobian. No faltan en la narración de Ania fotografías y textos en los que nos mete hasta facturas. Vas leyendo sin saber si estás leyendo una novela al uso o estás leyendo unas notas de agenda con explicaciones. El texto está muy fragmentado. Supongo que por esa innovación casi le dan el Premio Herralde de novela.
No pienso volver a leer este libro. Una novela ambientada en la familia me sobra con una primera lectura. Hay mucho desarraigo contado párrafo a párrafo. Ania tiene la sensación de no ser de ningún sitio. Casi me pasa lo mismo que a ella. Ya no soy ni de donde nací ni de donde pací. La protagonista no se quita de la cabeza el Piamonte italiano. De allí era su familia. Casi lamenta que su familia haya dejado el Piamonte atrás para trasladarse a Argentina. Pierde el tiempo con sus lamentos. Quejarse es de tontos.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar la novela. La mayor ventaja que le encuentro es que sólo tiene 182 páginas. Es una novela editada por la editorial Anagrama. Cuesta 16,90 euros. Mucho precio para tan pocas páginas.