La pobreza energética se puede paliar con aparatos como el Calefactor FH-10 de ARTROM que compré para mi oficina por sólo 13,90 euros en un Carrefour. Se acabó lo de tener los pies fríos mientras tecleo en mi ordenador. fue una de las mejores compras que hice en el mes de octubre. Estos días de lluvia el Calefactor FH-10 de ARTROM se ha convertido en un aliado. Acerco mis botas mojadas y me las seca en un plis plas.
Es bonito, pequeño, en colores blanco roto predominante con unos laterales en negro que le dan un toque elegante en su sencillez. Yo lo encuentro muy funcional. Lo puedes poner en vertical y en horizontal. Suelo tenerlo en horizontal para evitar caídas. No es que no tenga estabilidad, que la tiene, pero una también tiene sus manías a la hora de colocar el aparato. Mi hija mayor siempre que viene a mi oficina me lo pone de pie, como ella dice. De pie se sustenta en unas pequeñas patas que trae incorporadas.
El Calefactor FH-10 de ARTROM tiene termostato y protección ante el sobrecalentamiento. Mi chico dice que pronto llegará a su vida útil. No lo creo. Lo veo sobrevivir día a día a las manitas de mis niñas. Esto quiere decir que su vida útil será tan larga como las de los gatos.
Os lo recomiendo. El Calefactor FH-10 de ARTROM lo encuentras a vender en muchas grandes superficies y en tiendas de aparatos de calor. Es una buena compra. Por sólo 13,90 euros llevas un calefactor para calentar tus pies mientras estás sentada trabajando con el ordenador o leyendo un libro. No es un aparato que te sirva para calentar una casa entera. Tampoco hace mucho en una estancia grande. Es, como dice mi marido, un calefactor unipersonal. Se ríe mucho de mi cacharro, pero ríase la gente y ande yo caliente. Lo volvería a comprar sin pensarlo dos veces. En el caso del Calefactor FH-10 de ARTROM se cumple que lo barato es bueno.