Uno de mis circos favoritos es el Circo Nevada, un circo que ha sabido renovar su espectáculo tras la prohibición de los animales salvajes en los circos dictada por el Gobierno de España. Ahora centran sus números en espectáculos cómicos. Lo hacen tan bien que no echas de menos los tigres, camellos, avestruces y demás bicherío que nos mostraban anteriormente.
En este circo cabían en la vieja normalidad unas 400 personas. Ahora sólo pueden meter 130. Espero que puedan ampliar pronto su aforo. Estuve el pasado fin de semana en Ponferrada con las niñas y con mi marido y me sentí un poco rara con tanta distancia entre familias. Estoy acostumbrada a circos repletos de público. El Circo Nevada era un circo que se llenaba hasta los topes.
Os recomiendo el Circo Nevada. Sus propietarios son oriundos de la provincia de Cáceres. Trabajan en este circo 14 personas de cuatro familias. Son muy profesionales. Es digno de alabar lo bien que han sabido reciclarse. Pasaron de la doma de tigres y leones a hacernos reír con números de payasos y cómicos en general.
El Circo Nevada pasó en Ponferrada el confinamiento. Todavía están por allí. Los vecinos de Ponferrada se han potado muy bien con ellos durante el confinamiento. Los ayudaron llevándoles comida cuando supieron que se estaban quedando sin liquidez. Ellos también se están portando muy bien con los vecinos respondiendo a la generosidad vecinal con funciones gratuitas para los vecinos. Todavía existen buenas personas.
Mis hijas echan de menos los animales de los números circenses. No me extraña. Eran animales salvajes que se veían muy cuidados. Pero las cosas cambian. Ahora están prohibidos. Los animales del Circo Nevada fueron vendidos a circos de Portugal, donde todavía se pueden hacer números con animales. Yo, a diferencia de mis niñas, prefiero los circos sin animales. El Circo Nevada nos ha enseñado que el negocio circense es viable sin animales. Los demás circos deberían tomar nota.