La mejor época del año para ir a Marrakesh

Acerca de:Marrakech [Marruecos]
Ventajas:dichas
Desventajas:dichas
La mejor época del año para ir a Marrakesh es el invierno. Las temperaturas son cálidas. No tienen nada que ver con las altas temperaturas que aguanté yo muchos veranos que pasamos en esta bonita ciudad del sur de Marruecos. Por eso le dije a mi esposo que no contara conmigo para volver a Marrakesh cuando hace una calor que te achicharras.

Nuestro último viaje a Marakesh fue el pasado mes de enero. Estuvimos cuatro días entre encantadores de serpientes, músicos y cantantes callejeros, vendedores de todo, vendedores de hachís y falsos guías turísticos que saben más de cómo sacarte el dinero que de monumentos.

Marrakesh es el caos, pero un caos tan encantador que te atrapa. Vas y marchas con ganas de volver. Mis hijas se sintieron impresionadas por la variedad de etnias que ves en sus calles. Los hombres del desierto con sus túnicas azules parecen sacados de la Edad Media. Los artesanos árabes siempre tienen ese detallito ideal para el recuerdo. Las gentes de Malí, Níger y Mauritania hacen presente la inmigración del África negra en sus calles.

No hicimos mucho turismo cultural. A mi me apetecía comprar, regater, meter a las niñas en un mundo de compras muy distinto al que están acostumbradas. Por eso las llevé a la medina. La mayor quiso ir al imponente minaret Koutoubia. Le cumplimos el deseo. Desde allí nos adentramos en la Avenida Mohammed V y llegamos a ls Guéliz. Mi marido insistió en alojarse en uno de los hoteles lujosos. Lo dejé cambiarnos de hotel. Pagaba su empresa con los muchos beneficios que tienen.

En Marrakesh hay una ciudad nueva y una ciudad vieja. Son muy parecidas. Marrakesh es un todo, un caos conjunto, en el que las casas más nuevas nos recuerdan en su arquitectura a las casas más viejas. Calles estrechas, caos, gente, turistas. Mi marido quiere subir a un taxi compartido. Casi me desmayo. Yo no comparto el taxi con nadie. Ni en Marruecos ni en España. Prefiero alquilar un coche. Es mi marido el encargado de regatear. Regatea bien. Tiene a quien parecerse: mi suegra es un regateador nata.

Lo pasamos bien. Las niñas insistieron en comprar comida en los puestos callejeros para mi horror. Acabé cediendo. Los cuscús tenían un aspecto delicioso. Mi marido se animó con el tajine. Yo no le pude decir no a un zumos de naranjas recién exprimidas. Mis hijas se pusieron de cuscús hasta las cejas todos los días. A la noche no cenaban. Como mucho comían uno de esos yogures naturales con trocitos de frutas que son tan habituales en Marrakesh.

No marchamos sin ir a ver el palacio del Rey de Marruecos. Cuando está en Marrakesh se aloja en Dar el-Makhzen. No dejan visitar el interior. Tuvimos que contentarnos con ver un patio fuera. Os recomiendo ir a verlo. También os recomiendo visitar el resto de Marrakesh. No debes perderte lo Jardines Menara con su lago rodeado de olivos. Desde allí se ven unas puestas de sol espectaculares.
Fecha:16:31:17 04/06/20
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Categorías:Viajes