Mis hijas estaban muy interesadas en ver la recogida del cereal. Por eso las llevamos a Nueva Villa de las Torres, un pueblecito castellano donde vive un tío abuelo de mi marido. El señor es mayor, pero aún cosecha sus campos.
Llegar a Nueva Villa de las Torres es regresar al pasado. Te encuentras un pueblo cerealero sin cobertura. Nunca había tenido tanta paz. Me parecía mentira no oír sonar mi móvil a todas horas. A mi marido le parecía también mentira. Mis hijas también se sintieron más libres gracias a la falta de cobertura. Nadie nos llamaba. Nosotros no llamábamos a nadie. Los habitantes del pueblo, en cambio, se quejan por la falta de cobertura. Es una reinvindicación que las autoridades competentes no escuchan. Suele pasar cuando no hay muchos votantes. Los políticos hacen más caso a los habitantes de las ciudades porque les dan más votos y también se oyen más sus protestas en los medios de comunicación.
En este pueblo la población vive de la agricultura. No hay vecino que no sea agricultor. Es lo que hay. Cuando llegamos nosotros las cosechadoras estaban segando el cereal. Menos mal que hay máquinas. No me quiero imaginar lo que sería segar el cereal con una hoz o una guadaña. Te dejarías la salud de tu espalda recogiendo la cosecha. Las máquinas empacaban la paja. Era buena paja, buena hierba seca, como se dice aquí en Galicia. Tenían paja para las ovejas de sobra.
El tío de mi marido no cultiva sólo cereal. Tiene tierras sembradas de girasol. Ahora planta menos girasol porque le quitaron la subvención que daba la Unión Europea, nos contó. Es una pena que no se anime con los viñedos. En Nueva Villa de las Torres hay viñedos de la denominación de origen Rueda. Pero el tío de mi esposo es abstemio. Nos dijo que nunca cultivaría vides. Está a favor de la prohibición del alcohol.
Lo que sí tiene es un pequeño rebaño de ovejas. Por Nueva Villa de la Torre se ven muchas ovejas. Estamos en Castilla, tierra de ganado lanar. Le va bien con las ovejas. Sus hijos vienen de Madrid a ayudarlo cuando hay que cortarles la lana y también le buscan clientes para la comercialización de la leche de oveja, los quesos que elabora su esposa y la carne de cordero, tan bien pagada.
Os recomiendo visitar Nueva Villa de las Torres, un pueblo de casas pintadas de blanco, rodeado por campos cosechados con cereales, girasol y viñedos. Estás en plena naturaleza cultivada. Es un gusto. Nosotros esperamos volver pronto a este pueblo de la provincia de Valladolid de sólo 369 habitantes. El tío de mi marido aún recuerda cuando estaba unido a Medina del Campo. Se separaron en dos municipios independientes. No sé si sería muy buena idea. En verano tienen bastantes visitantes. La gente va a ver los encierros cuando hay fiesta. Yo no fui. Tampoco permití a mi marido que fuera. Me dan miedo los toros sueltos.