El Real Club Náutico de Sanxenxo está muy bien gestionado. Mi suegro es uno de sus socios. Por eso solemos ir por allí en verano aunque ni a mí ni a mi marido nos gusta la vela.
El padre de mi marido compite. Da penita. Lo ves siempre de los últimos y no tienes ganas de aplaudirle. No entiendo como lleva tan mal el barco. El padre de mi esposo estuvo acudiendo a la escuela de vela del Náutico. No le cundió mucho. Lo ves ir con el barco y parece que va directo al naufragio en la isla de la Toja. Pero no le decimos nada para no deprimirlo.
También tienen una escuela de vela adaptada. Una gran idea. Todo el mundo tiene derecho a practicar deporte. Los deportes marinos nos igualan mucho a las personas porque en el agua somos iguales. O nadas o te hundes.
Los barcos que allí atracan pertenecen a la flor y nata del país. También puedes ver algún velero perteneciente a un rico famoso extranjero. La directiva actual sabe atraer a los regatistas más famosos. Por ejemplo, al rey emérito.
Reconozco que no me acaba de convencer. Pero es por el deporte de la vela. No me gusta. Aún así, compro cositas en su tienda porque siempre encuentro algún objeto digno de tener en una vitrina o de regalar a alguien.
Os lo recomiendo pese a todo. Tiene un restaurante con platos de cocina internacional muy interesante. Hay que felicitar al chef. Hacía tiempo que no comíamos unos arroces tan ricos y los pescados los prepara de chuparte los dedos.