La Cala Sa Conca en la provincia de Barcelona es un trocito de paraíso al que nos gusta ir cuando andamos por tierras catalanas. La conocimos cuando fuimos a una boda en s'Agaró. Esta playa de la Costa Brava es más frecuentada por deportistas que por turistas de sol y playa.
A mí me gusta para escapar de los ruidos urbanos y relajarme. Por allí solo hay mar, sol y arena limpia. El agua es totalmente cristalina. Es un gusto nadar en unas aguas tan limpias.
Son aguas ideales para practicar snorkel y buceo. Mi marido suele bajar cuando vamos, pero siempre por la zona menos peligrosa. Dice que en el fondo de aquel mar tan azul hay mucha vidilla. Son aguas que albergan una gran diversidad de vida marina.
La desventaja de esta playa es la falta de servicios. Tiene lo más básico: unos socorristas en temporada alta y un chiringuito. Casi es mejor llevar bebidas. Nos ha pasado de encontrarnos en el chiringuito con muchos refrescos agotados porque coincidió un día en el que la playa se llenó de familias con niños y niñas.
Mi marido decía que dese que le pusieron baños vienen todas las parejas que tienen niños pequeños. Ya no es aquella playita ideal que habíamos conocido hace años cuando fuimos a la boda de unos amigos de Barcelona que se casaban en el campo.
En lo que no ha cambiado es en el desierto que tiene alrededor. No se ven muchas edificaciones. Quitando un casoplón que hay al fondo del arenal, por allí no hay alma viviente. Es una playa rural en la que no falta un fondo de árboles que le queda muy bonito.
Otra desventaja es la arena. Es una arena dorada gruesa que me acababa con los pies. Menos mal que llevaba chanclas. Mis pies están acostumbrados a andar sobre arenas finas.
Os recomiendo la Cala Sa Conca, una playa ideal para ir a descansar. No es muy frecuentada, aunque últimamente son bastantes las familias que se apuntan a este arenal de la Costa Brava.
Esperemos que no se eche a perder con un turismo masivo. Sería una pena. Tiene una agua tan cristalina que no lo seria tanto si dejara de ser un paraíso sin mucha concurrencia.