Tengo que reconocer que Julio Verne me sorprendió con este libro, no por ser un libro de aventuras, que de esos tiene muchos, de viajes por todo el mundo , a cual más insólito, sino que esta vez la sorpresa vino por el homenaje que constituye a Edgar Allan Poe.
Una novela de 382 páginas en la edición que tengo yo del Club Internacional del Libro, estructurada en 32 capítulos, donde se narra un viaje a los confines de la tierra o mejor dicho, del mar, porque es una novela de navegación y búsqueda al Polo Sur.
La fatalidad parece perseguir a la tripulación y los escasos pasajeros del navío que comanda el capitán Guy, ansioso por recuperar a su hermano, también navegante, desaparecido hace años en las gélidas aguas más allá del Círculo Polar Antártico, pero hay otros personajes que tienen sus particulares anhelos, un marinero, ex compañero de Arthur Gordon Pym no pierde la esperanza, quizá enloquecido por los remordimientos. Un pasajero , que hace las veces de narrador , ( el libro está escrito a modo de diario de viaje ) busca a su vez nuevas sensaciones, sintiéndose como los grandes descubridores, queriendo ir siempre más allá.
Penalidades no faltan en el transcurso de los días de travesía, pero también hay soluciones ingeniosas a las adversidades, y poco a poco cada uno irá encontrando lo que ha ido a buscar , más aún encontrarán algo inaudito , La Esfinge de los Hielos, algo que muy pocos humanos, tal vez contados con los dedos de una mano, han llegado a ver, una mole magnética de tal poder que es mejor mantenerse apartado de ella, a riesgo de perecer.
El libro mantiene la atención constante del lector, y poco a poco va enredando misterios para luego deshacer la madeja y la única dificultad que podemos hallar es , tal vez, la prolija cantidad de términos marinos, datos sobre latitud, longitud, y meteorología que a veces se hacen repetitivos, pero en conjunto es una obra para gran disfrute de quien guste de este tipo de literatura.