El director de esta película, Robert Rodríguez, ya hizo sus pinitos en el cine infantil con Spy Kids y sus secuelas. Incluso se atrevió con la infumable Las aventuras de Shark Boy y Lava Girl, pero su última obra, "Shorts, la piedra mágica", es aún peor...
La historia transcurre en Black Falls, un barrio residencial muy gris. Allí, los adultos trabajan en la compañía Black Box Industries, creadora de la Black Box, una especie de cubo de Rubik en color negro, que lo mismo tuesta el pan, que sirve como interfono para escuchar a un bebé.
Los Thompson, padres de Toe, trabajan con tanta presión que no tienen tiempo para sí mismos ni para su familia.
Toe (Jimmy Bennett) es lo que en líneas generales se llama un "margi", lleva brackets, y sufre un acoso escolar terrible por parte de sus compañeros.
Su vida cambia radicalmente desde el momento en que encuentra una piedra con los colores del arco iris capaz de hacer realidad los deseos que se le piden...
La cinta empieza con la escena más divertida de todo el metraje: la de "Los Ojipláticos" (dos niños que juegan a ver quién parpadea antes). Primera escena de humor. A continuación, otra escena muy buena: Toe limpiándose minuciosamente los dientes y los brackets. Sin embargo, rápidamente, la historia se desinfla. A lo largo de los noventa minutos veremos cómo Toe se pelea con otros niños, incluso con adultos, por poseer la susodicha piedra. A partir de la mencionada escena inicial, la película tiene de todo: mocos gigantes con vida propia, extraterrestres enanos, un adulto transformado en salchicha, y muchas otras chorradas más. De tal modo, que solamente os divertiréis si tenéis unos diez años. De esa edad para arriba, es mejor no ver esta película.
La originalidad del film estriba en que la historia está dividida en cinco "capítulos", en los que el tiempo va hacia delante y hacia atrás, con lo que el interés de los niños está garantizado, pero estos "cortos", a los que hacen referencia el título de la película, no consiguen ni enganchar a los mayores ni encubrir lo inconexo del guión.
Otras "lindezas" que puedo decir de la película: unas interpretaciones regulares, su torpe sentido del humor, efectos especiales domésticos en decorados como de cartón piedra, unos niños repelentes, unos adultos egoístas, y un villano (James Spader), de lo más cutre y repelente.
En definitiva: Una película para olvidar que no alcanza ni siquiera el nivel de Spy Kids, de la que el propio Rodríguez reconoce que está enfocada hacia sus propios retoños. ¡Pobrecillos! ¿Qué le habrán hecho a su papá?...