James C. Strouse es el director y guionista de La vida sin Grace (Grace is gone).
La cinta cuenta la historia de Stanley Philips (John Cusack), un padre de familia conservador que lleva una vida monótona como empleado en una tienda de artículos del hogar al tiempo que cuida de sus hijas (de 12 y 8 años, Heidi (Shélan O'Keefe) y Dawn (Gracie Bednarczyk).
Su mujer es la sargento Grace Philips, que está destinada en Basora, en primera línea de combate de la guerra de Irak.
Un día, un par de militares comunican a Stanley que la Sargento Philips ha fallecido en combate y él, se siente incapaz de explicarles a sus hijas que su madre ha muerto. Entonces, para tratar de encontrar el momento adecuado, emprende junto a ellas un viaje hacia un Parque de Atracciones, llamado Los Jardines Encantados. Pero su hija mayor, casi una adolescente, no tardará en darse cuenta de que este viaje improvisado oculta algo terrible...
MI CRÍTICA PERSONAL:
Grace se ha ido y ésta no es la típica película en la que se cuestione la legitimidad de la intervención estadounidense en Irak y su posterior permanencia en el país. Por contra, es una road movie americana directa al corazón del espectador. De estética feista y gris, que recuerda al cine norteamericano de los años ochente, cuenta con varias escenas lacrimógenas, es previsible en ciertos momentos y abusa de varios tópicos del género en otros. Sin embargo, recomiendo su visionado.
John Cusack, que no es ninguna superestrella, está inconmensurable en su papel, el de padre aburrido/hombre corriente que quiere a sus hijas pero es incapaz de "conectar" emocionalmente con ellas. A pesar de lo fácil que habría sido caer en la sobreactuación, Cusack está comedido y muy convincente y tal vez sea su aspecto "normal", lo que le haga conectar con el espectador con tanta facilidad.
Las niñas también están magníficas en sus papeles, especialmente la mayor, que lleva gran parte del peso melodramático del metraje, sólo aligerado por las intervenciones de su hermana pequeña, la graciosa Dawn.
También me gustaría destacar la magnífica música del gran Clint Eastwood, primera partitura que compone para una película no dirigida por él.
En resumen, una película tierna, profunda, intimista y en la que no suceden demasiadas cosas. Gustará a amantes de películas de emociones más que de acciones.