Así con este original nombre, se llega a un pequeño y encantador café situado muy cerca de la calle Princesa y de la Plaza de España, en pleno centro de Madrid y al principio de la calle que lleva al Centro Cultural del Conde Duque.
Lo conocí hace dos o tres años, pero es un sitio pequeñito por lo que si se quiere ir yo recomendaría reservar, sobretodo si quereis sorprender a alguien y asi vais sobre seguro porque siempre suele estar lleno y es muy dificil coger sitio al azar cualquier tarde o noche.
La gracia del sitio es que tiene un ambiente bastante romántico y curioso. Su decoración está basada en motivos étnicos y con luces muy bajitas, velas. Está lleno de pequeñas mesas con pequeñas sillas de metal, las cuales pueden resultar un poco incómodas sobretodo para gente que sea grande o muy alta, pero el sitio merece la pena conocerlo aunque sea para tomarse un simple café.
Atienden muy amablemente y es calmado para conversar etc...Además en precios está bien para estar donde esta...ya sabemos que por la zona centro los precios se disparan un poco sobretodo en locales originales como este, pero si quereis salir de la rutina del típico café o bar es altamente recomendable :). Saludos.