Un tres estrellas por debajo de su categoría
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Scarlett2000
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Acerca de:Hotel Piñero Bahia de Palma [S'Arenal]
Ventajas:lo dicho
Desventajas:lo dicho
El Hotel Pinero Bahia de Palma no merece las tres estrellas que tiene. Fue lo que pensé al ver las dos piscinas cutre que tiene para todos sus huéspedes, que son multitud de extranjeros. Es un hotel de 300 habitaciones.
No dejé a mi niña en la piscina de niños ni de broma. Estaba hasta los topes. Lo mismo puedo decir de la piscina de adultos.
El resto de estancias comunes eran mucho más espaciosas. en nuestra habitación no sobraba espacio, pero tampoco faltaba. Teníamos una terracita con vistas a la piscina que le daba mucha vida al cuarto.
Lo peor, además de las piscinas, fue la comida. Desayunamos un día y no me quedaron ganas de repetir la abundante bollería industrial. Mi marido me convenció para comer en el restaurante del hotel. Casi me desmayo cuando me encuentro con un buffet de comida fría. ¿Pensaban que me iba a alimentar a base de ensaladilla? ¡Ni loca! Tire por mi santo hasta un restaurante fuera del hotel.
Los precios estaban por las nubes. Por un botellín de agua para la niña nos clavaron 2 euros. Ni que fuera cerveza.
De las piscinas cutres me olvidé pronto porque la playa estaba a 150 metros. Mejor el mar para nadar que una piscina llena de turistas.
También me olvidé pronto de la comida del hotel. Me alimenté a las mil maravillas en los restaurantes italianos que había en las proximidades.
La decoración es minimalista. pareces casi vacías, camas amplias, cortinas sencillas. Muy funcional. Nuestro cuarto parecía una habitación de un piso barato.
No dejé a mi niña en la piscina de niños ni de broma. Estaba hasta los topes. Lo mismo puedo decir de la piscina de adultos.
El resto de estancias comunes eran mucho más espaciosas. en nuestra habitación no sobraba espacio, pero tampoco faltaba. Teníamos una terracita con vistas a la piscina que le daba mucha vida al cuarto.
Lo peor, además de las piscinas, fue la comida. Desayunamos un día y no me quedaron ganas de repetir la abundante bollería industrial. Mi marido me convenció para comer en el restaurante del hotel. Casi me desmayo cuando me encuentro con un buffet de comida fría. ¿Pensaban que me iba a alimentar a base de ensaladilla? ¡Ni loca! Tire por mi santo hasta un restaurante fuera del hotel.
Los precios estaban por las nubes. Por un botellín de agua para la niña nos clavaron 2 euros. Ni que fuera cerveza.
De las piscinas cutres me olvidé pronto porque la playa estaba a 150 metros. Mejor el mar para nadar que una piscina llena de turistas.
También me olvidé pronto de la comida del hotel. Me alimenté a las mil maravillas en los restaurantes italianos que había en las proximidades.
La decoración es minimalista. pareces casi vacías, camas amplias, cortinas sencillas. Muy funcional. Nuestro cuarto parecía una habitación de un piso barato.
Fecha:10:23:44 18/02/11
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Votos:no disponible.
Categorías:Viajes
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