El Hotel Lauria, de tres estrellas, está situado en lo más céntrico de Tarragona, en la Rambla Nova, a unos cinco minutos del Balcón del Mediterráneo y también del casco antiguo. Su ubicación tan céntrica es consecuencia de haber sido edificado dentro del espacio ocupado por una antigua casa solariega. Los medios de transporte: tren, autobuses de línea, urbanos, paradas de taxis, todo tipo de comercios, quedan a pocos pasos del hotel.
Lo elegimos precisamente por ser tan céntrico, además que ya nos lo habían recomendado por su estratégica ubicación dentro de la ciudad de Tarragona, ya que al estar tan bien situado y tan cerca de todos los lugares importantes, nos podríamos desplazarte fácilmente a cualquier lugar de la ciudad a pie, lo que es una gran ventaja si la idea es conocer la ciudad.
Así que preferimos ir a lo seguro. Y así fue, no dieron una habitación en el segundo piso, muy bien decorada, con dos camas, con baño completo, aire acondicionado, calefacción, armario con caja fuerte, teléfono, televisión, mesa de escritorio, dos sillones y un balcón amplio con vistas a la piscina y también al mar.
La entrada principal al hotel es muy bonita, y también en una entrada lateral, hay siempre exposición de cuadros de varios pintores, es una exposición permanente de arte. Están expuestos en las paredes del hall de entrada, protegidos por unas cristaleras. Al fondo, la escalera, aún conserva su estructura de antaño, una escalera señorial.
En cuanto a los servicios generales del hotel, comentaros un poco más detalle: la recepción 24 horas, ascensor, servicio de bar y desayunos, salón de televisión con pantalla plana, hilo musical, internet gratuito para los clientes y dos salones para reuniones sociales. Piscina exterior en la parte trasera y reservada. Servicio de lavandería y garaje privado.
Del servicio de limpieza tengo que decir que eran muy amables y serviciales. Daba gusto entrar en la habitación o el baño, siempre la cestita de jabones, gel y champú repuesta, y aquel aroma agradable del ambientador en toda la zona. Aunque el hotel es ya más antiguo, lo han renovado en el 2002, y eso se nota en todas las áreas del hotel.
También destacar la buena atención de todo el personal, el buen ambiente del bar, concurrido y selecto, pues al estar tan céntrico, la gente de la calle también entra y siempre hay animación. Incluso en recepción se puede encontrar información sobre los lugares con más interés para visitar y el mapa de Tarragona.
El último día aún aprovechamos la mañana. Guardamos las maletas en el guardaequipajes y fuimos a dar una vuelta por una zona que nos faltaba por visitar. Comimos en un restaurante muy bueno, y luego, tranquilamente recogimos el equipaje y emprendimos viaje de regreso. Quiero decir con esto, que hasta el punto final, hemos disfrutado de un hotel con todas las comodidades a nuestro alcance. Es un hotel de ciudad completísimo. Por lo que si tenemos que volver a alojarnos en Tarragona, creo que no lo dudaré para repetir.