El Hotel Orazia de Roma es un hotel muy confortable que combina un precio asequible para cualquier turista de ingresos medios con un buen servicio y unas instalaciones en las que encuentras todas las comodidades que esperas en un tres estrellas.
Su ubicación es buena. Cerca tienes la estación Termini. Pillas un tren y puedes acercarte a una línea de autobús o metro y así evitar conducir por una ciudad de difícil conducción. Puedes ir andando hasta el Coliseum o darte un paseo pro las tiendas del barrio con toda tranquilidad. Está en un barrio residencial bastante seguro.
Nosotros tuviemos la suerte de que nos tocó una habitación bastante grande con vistas a una calle llena de gente y de ruidos. Es lo mínimo que espero cuando estoy en una ciudad grande, como es Roma, muy visitada por turistas de todas las nacionalidades. Me gusta ver vidilla. Como tampoco piensas dormir mucho, el ruido del tráfico y de la gente como que te da igual. Muchas habitaciones eran interiores. Nos ofrecieron una interior porque era más silenciosa, pero yo me decanté por la habitación exterior. El ruido de la calle casi no se notaba.
La amplitud de la habitación contrastaba con un cuarto de baño demasiado sencillo para mi gusto. Afortunadamente, había sido reformado recientemente. Los sanitarios eran nuevos y estaba todo muy limpio.
Nos vino bien el aire frío portátil. Hacía una calor insoportable y yo llevo fatal las altas temperaturas.
Para llegar al hotel tienes que subir cinco pisos. Está en un quinto de un edificio antiguo. El ascensor es pequeño y antiguo. Con dos personas y un par de maletas ya lo llenas.
El desayuno se limita a la bollería que puedes encontrar en cualquier buffet, con algo más de variedad. Yo tuve de sobra porque es raro que desayune más que un café. En el Hotel Orazia tuve que conformarme con un café de máquina automática. Parecía que estábamos en una oficina.
El precio de 70 euros por noche me pareció correcto. No olvidemos que estamos hablando de Roma.
Por último señalar la amabilidad del personal del hotel. Se ocuparon en todo momento de que nos sintiéramos cómodos y puedo decir que lo lograron. Cuando les dijimos que el mando del televisor no funcionaba bien, enseguida nos lo cambiaron y también arreglaron en un pis pas el agua caliente de la bañera.