La plaza Venecia me pareció uno de los centros de Roma, principalmente por la cantidad de líneas de autobús que pasaban por allí. De hecho, había muchas que partían y morían en la plaza, así que supusimos que era un lugar muy transitado, a pesar de la poca iluminación que tenía, pero eso es algo habitual en Roma. Parece que no pagan la factura de la luz o que no tienen para farolas, dada la escasez de ellas que hay.
Lo que si que hay es tráfico y es que hay multitud de carriles rodeando y surcando el lugar. Al final resulta un sitio un poco ruidoso por el que te limitas a estar de paso, ya que tiene un montón de edificios muy interesantes y dignos de mención, como, por ejemplo el Monumento a Vittorio Emmanuelle, uno de los monumentos que más ampollas ha levantado para los romanos, y es que rompe mucho la estética de la ciudad. Se trata un imponente y un poco sobrecargado (al menos para mi gusto) edificio. Ese edificio preside uno de los extremos de la plaza y si que tiene iluminación, con lo que contrasta bastante con el resto de la plaza.
Llegar a esta plaza es muy sencillo, ya que muchos autobuses tienen parada allí. Incluso alguno de los autobuses nocturnos parten de allí, aunque a nosotros nos resultó un poco complicado encontrar la parada porque al ser una plaza tan abierta, no queda claro donde están las paradas de autobús. Falta un poco de señalización.
La visita a esta plaza es totalmente recomendable porque te encontrarás inmerso en el ambiente de la ciudad y disfrutaras de varios de los edificios más diferentes de Roma, que poco tienen que ver con las típicas ruinas. Un cambio de aires para no agobiarse de tanta piedra.