La Real Residence Suite de Lisboa es un cuatro estrellas que merecía una estrella menos. Ni en decoración ni en servicios está a la altura de un cuatro estrellas.
Su exterior es tan humilde como su interior. Tiene aspecto casi de pensión aseada. Es un hotel que está bastante bien comunicado por transporte público. Cerca hay una parada de metro. Nosotros nos desplazamos en nuestro propio coche por Lisboa. El hotel tiene parking.
Nos tocó un apartamento bastante coqueto. No era amplio, pero estaba muy bien ordenado y muy limpio, incluido el cuarto de baño. El apartamento tenía una habitación, una salita, una minicocina y un cuarto de baño sin lujos. Nos trajeron una cuna para la niña bastante grande.
El menaje de la cocina era más que suficiente, pero algo antiguo. Cucharas, cuchillos y tenedores parecían haber superado varias décadas. Mi abuela tenía una cubertería muy parecida cuando yo era pequeña.
Realmente la antigüedad era una constante: en los muebles, en los sanitarios del cuarto de baño, en toda la decoración. Hasta las sábanas, colchas y toallas eran antiguas. Menos mal que estaban limpias y eran suficientes. Durante nuestra estancia cambiaron toallas y sábanas a diario.
La cama también manifestaba su moda del pasado. Era cómoda, de matrimonio, pero por algunas partes se le había caído el barniz.
Para desayunos, comidas y cenas nos arreglamos en la cocinita del apartamento. La niña tenía algo de fiebre y no era para dejarla con una canguro desconocida e irnos de fiesta.
El apartahotel deja bastante que desear, aunque lo considero una opción aceptable para unas vacaciones familiares tranquilas en Lisboa.