El Hotel Cervol Andorra la Vella es un hotel céntrico que reduce sus ventajas a ésa: la buena ubicación.
Yo le encontré muchas desventajas. Por ejemplo, la restauración que necesita. En este hotel ni siquiera el mobiliario está bien cuidado. El colchón de nuestra cama era casi tan antiguo como el edificio.
No parecía que estábamos en un cuatro estrellas. Una vez más, eché de menos los hoteles españoles. Suele ocurrirme cuando estoy en el extranjero.
Me consolé pensando que nos venía perfecta para ir de tiendas. En los alrededores de la Avenida de Santa Coloma, donde se ubica el hotel, tienes tiendas y tiendas donde puedes fundir la tarjeta.
Nuestra habitación era amplia y estaba sobrada de camas. Había cuatro, todas ellas individuales. En niguna podías dormir cómodamente porque los colchones eran de pena. Tampoco las camas eran modernas. Tenían unos cabeceros de madera que recordaban las camas que había hace siglos en casa de mis abuelos.
¿Y qué decir del televisor? Era tan pequeño que parecía de juguete. Pasamos de ver tele, sobre todo cuando mi marido fue a pedir un mando a distancia a recepción y le pideron a él 20 eurazos. Le dije que ni se le ocurriera. a estaba que trinaba con lo que nos cobraban por el parking interior: otros casi 20 euros por día.
No fueron generosos en champú y en geles. Menos mal que yo siempre llevo en mi tocador. Y menos mal también que el cuarto de baño sí había sido reformado. Tenía una ducha con hidromasaje que funcionaba de cine.
Allí te cobran extras por todo: por el gimnasio, por la sauna, por el acceso a Internet,...