Las Vegas es el sitio que yo necesitaba para vivir todos los días del año. Eso sería posible si me sobrara dinero para gastar en bingos y casinos. Estuve por allí en tres ocasiones y siempre me marché con ganas de quedarme.
En verano no recomiendo ir porque te mueres con las altas temperaturas. Nada más llegar a Las Vegas, en el aeropuerto, ya aprecias el lujo. Las tiendas están llenas de marcas caras. El juego está presente en las máquinas tragaperras que encuentras en la terminal.
Llegas a tu hotel y tienes casino. ¿Será sólo el tuyo? No, señor. Allí todos los hoteles disponen de un casino. Estamos en la ciudad del juego.
La diversión la tienes asegurada: montañas rusas, cines, magia, música, tiendas de marcas tan conocidas como Chanel o Armani.
Tenemos hoteles tan originales como el Luxor, donde nos alojamos mi marido y yo, un homenaje al antiguo Egipto. No debes perderte una vista al Hotel Paris. Tienen réplicas de la Torre Eiffel y del Arco del Triunfo.
El Strip de Las Vegas, también conocido como Las Vegas Boulevard South, es recorrido por un tranvía y por un autobús, que buena falta hace porque ocupa una superficie de 5 kilómetros.
No debes perderte una visita al Fremont Street o Dowtown, una importante calle llena de restaurantes, casinos, bares y sobrada de vendedores ambulantes. Me llamó mucho la atención que hubiera tanto vendedora ambulante. Casi parecía que estabas en un país del Tercer Mundo. Esta es la zona más antigua de la ciudad.
En una semana que estuvimos vimos cantidad de bodas. Parece que a mucha gente la ilusiona darse el sí quiero en Las Vegas.Se casaban tanto por lo civil como por ritos religiosos, fundamentalmente cristianos y católicos en las más de 100 iglesias que hay en la ciudad. había bodas tremendamente extravagantes en la vestimenta de novios e invitados.
¿Te paetece ir de museos? También puedes hacerlo. El Museo Liberace está centrado en la historia de la ciudad. No es que sea gran cosa. A mí ya me defraudó por su reducido tamaño. Esperaba encontrarme con un museo más espectácular.
Pero a Las Vegas se va por los casinos. No importa que no andes sobrada de pasta. Entra y disfruta. Yo fui feliz con sólo ver jugar fortunas. En algunos casinos te piden que vayas de etiqueta para dejarte entrar. Otros te aceptan aunque vayas de vaqueros. Lo que importa es que les entre un cliente más. Dentro puedes limar tu VISA en el póker, la ruleta o las tragaperras.
De noche no te aburres. Casinos, espectáculos en los que no faltan cantantes de renombre mundial. Nosotros nos lo pasamos pipa. También hay algún cantante mediocre.