Los caramelos solano fresa-nata son un clásico en mi casa. Me encantan. Hasta me gusta su envase, una bolsa de plástico de color rosa palo, que te sale mucho más económica que comprar caramelo a caramelo en los kioskos a unos 10 céntimos el caramelito.
Su única desventaja es lo mucho que engordan y los insanos que son con tanto conservante y potenciador de sabor que llevan.
Los hay también sin azúcar, pero su sabor es muy distinto. Prefiero los que tienen azúcar en su composición.
Cada bolsa trae unos 30 caramelos y cuesta 1,95 euros. No son ni muy caros ni muy baratos. En algunos supermercados y tiendas de chuches te los venden a granel. Yo prefiero los que vienen envasados porque un producto envasado siempre es más higiénico.
Su sabor a fresa y nata es inconfundible, un poco recuerda el de las fresas con nata que nos preparaban nuestras madres.