Este aparato es mi salvación en los días más frios del invierno y es que, a excepción de los domingos, apenas paso tiempo en casa, con lo que no me merece la pena poner la calefacción, pero cuando llega la hora de la ducha es horrible el frío.
Por eso decidí comprarme un calefactor de convección, es decir, de esos que generan aire caliente de inmediato, de modo que caldean una habitación en cuestión de minutos, no como los radiadores que tardan muchísimo mas en calentar.
La razón principal..., bueno, realmente la única razón que me llevó a comprar esta marca y modelo concretos fue su precio. Lo tengo hace un par de años y creo que no llegó a 20 euros lo que pagué por el y, hasta la fecha, no tengo la más mínima queja.
Tiene dos ruedas. Una de ellas es el termostato, para que el aparato se pare una vez se haya conseguido una temperatura determinada en la habitación. Es un selector que siempre tengo a tope y es que como sólo lo uso en el baño y estoy, si veo que tengo calor lo apago, lo que ocurre en pocas ocasiones y es que soy friolera.
La otra rueda es el selector del modo de funcionamiento y es que puedes elegir aire frío, y dos intensidades de aire caliente. Yo siempre lo pongo en el más fuerte. Realmente a mí las rueditas no me hacen falta.
La carcasa del calefactor es de plástico, en un elegante rojo un poco agranatado y es bastante resistente pues se me ha caido en varias ocasiones y, salvo algún rayón, está como nueva.
La única pega que le pongo es el consumo. No se si será mucho o poco, pero debe ser un montón porque muchas veces cuando lo pongo se saltan los plomos. Como tenga el horno o la lavadora y alguna tele puesta, se van los plomos fijo. Y es una faena, porque entonces también se apaga el calentador y se acaba el agua caliente. Un frío salir de la ducha para solucionarlo...