Tenía muchas ganas de ver esta película, sobre todo después de enterarme de que era de Luis Piedrahita, un chico especializado en monólogos realmente inteligentes y curiosos.
A priori la película puede parecer sosa y aburrida. Al fin y al cabo el escenario es una habitación menguante con cuatro personas. Precisamente ahí radica todo su mérito, que te mantenga enganchado pese a lo limitado de su decorado y número de personajes. Sin embargo, cuando una película está bien hecha no necesita florituras ni efectos especiales y es el caso de la habitación de Fermat.
No la recomiendo para todo tipo de público y es que tiene demasiados números y parámetros lógicos para gustar a todo el mundo, pero a poco que os interesen las matemática y los acertijos, os encantará. Ya no es por el argumento, es por el pique en resolver los problemas matemáticos antes que los protagonistas.
La película no se limita a plantear problemas matemáticos, sino que tiene un argumento que el espectador también puede tratar de ir deduciendo. Creo que es más sencillo averiguar quien es el malo que muchos de los problemas matemáticos planteados, jaja.
Aun así, a pesar de haber acertado desde el principio quien es el malo y como ha gestado el engaño, la película me mantuvo en vilo hasta el final pues me parecía un poco imprevisible.
Quizá mucho del éxito de la película, aparte del fabuloso guión, sea el elenco, la mayoría de ellos mas que correctos. Quizá lo mas cargante sea el personaje interpretado por Federico Luppi, que resulta un poco cansino y es que es un actor que a mi no me convence. Por lo demás, un 10.