Una de las cosas que más odio es el salir de la ducha y que el pelo mojado me vaya dando la lata. Y si me toca el cuello o la espalda... me convierto en un pequeño Gozzilla aullante que se golpea las paredes. Tengo unas pinzas estupendas para agarrarme el pelo mientras me visto, pero siempre corro el riesgo de que algún pelo se escape. Además, yo me escurro un poco el pelo, me recojo el pelo con unas pinzas y allá voy. Y es ese pelo tan mojado el que me pone frenética.
¿Porqué no me lo seco? Porque las toallas de tocador son diminutas, las de pileta se me escurren de repente... y no queráis verme con la toalla de baño. Tengo mucha práctica con ella, pero parezco una monja piruja con un cesto en equilibrio. ¡Y menudo desperdicio de toalla para cuatro pelos largos!
En esas estaba, balanceándome cada mañana, cuando descubrí las toallas turbante. He de decir que fue hace más de diez años, mucho antes que surgiera el Mercadona con sus turbantes Deliplus. La idea es la misma, pero con alguna diferencia. Veamos el invento.
LA TOALLA:
La primera vez que fui al Mercadona, años ha, vi expuesta esta toalla turbante. Me fui directa, porque mis dos turbantes son de toalla y ya están un poco rasposos del uso. Me aproximo, turbante naranja. Me acerco, naranja ácido. Rebusco, naranja, naranja, naranja... Nada, que sólo lo hay naranja. Cada vez que voy, y voy cada semana, vuelvo a mirar. Y sólo hay naranja.
Que el turbante me encanta, pero el naranja es el último grito. Mi último grito, quiero decir. No me gusta nada. Y por eso no me lo compré, esperando a ver si aparecía otro color y aguantando con mis turbantes rasposos. Y pasaron no meses, sino años. Hasta que una amiga de mi madre, ignorando el negro y las calaveras, me lo trajo de regalo.
He de reconocer que, superado que naranja había de ser, la toalla me encanta. Porque es muy muy suave y por lo útil que es.
Lo primero que noté cuando cogí con dos deditos la toalla, sacándola de la caja y de la bolsa plástica protectora, fue su suavidad. Tiene un tacto extraordinario, aterciopelado. “En unos lavados, adiós.” Pero eso también me sorprendió. La he usado, lavado, suavizado y planchado muchas veces. Y sigue con el mismo tacto. Y sigue igual que cuando la estrené, ni ha cedido, ni se ha desgastado, roto ni nada de nada. Perfecta.
Luego habría que probarla, y secar seca estupendamente. Y cuando la saco de la lavadora, sin secadora que valga, es lo primero que seca en el tendedero. Estupendo, porque mis otros turbantes son más gruesos, secan igual pero para secarse hay que dejarlos abandonados a su suerte en el tendal.
Sí, vale, es una toalla para el pelo, ¿qué más? Pues lo que tiene de especial es que, si bien las toallas son un rectángulo de tela, esta es un óvalo de tela doblado por la mitad. Hace como una bolsita, donde habremos de meter la cabeza con todo su pelo mojado. Lo de las orejas dentro calentitas o fuera en plan gnomo con sombrero es a gusto del consumidor. ¿Es suficiente? Pues sí, yo no tengo un montón de pelo, pero si me rijo por los setenta centímetros del de mi hermano... caben perfectamente. Tendrás un bollo mayor sobre la cabeza, pero si es tu pelo ya tienes que estar acostumbrado, ¿no?
El borde está cosido, pero no tiene una goma. Eso me gusta, porque el sistema de gomas molesta un montón, da tirones y deja marca sobre la piel. Además, tarde o temprano comienza a ceder y adiós a la buena sujeción. Apretará menos, pero acabará por caerse de repente.
Y entonces, ¿cómo se sujeta? Pues aquí entran en juego un par de graciosos movimientos y un botón. Sigamos los pasos.
LA COLOCACIÓN:
Estamos en la ducha, limpitos y sazonados, con el pelo mojado. Escurrimos un poco el Niágara y cogemos la toalla turbante. En un extremo hay un botón, agarramos la toalla con una manita en el lado izquierdo del botón y con la otra manaza en el lado derecho. Da igual el orden, pero tenemos que dejar que el resto de la toalla caiga hacia abajo... con el interior de la “bolsa” hacia nuestras rodillas. Agachamos la cabeza. Todo el cabello hacia delante, movimiento heavy, para que nos entendamos. Una vez que acabe la canción o nos hartemos de hacer el mono salpicando todo el baño, colocamos el botón sobre nuestra nuca. Si el botón está entre nosotros y la toalla, hemos empezado mal. Bien, ahora vamos moviendo la manita y la manaza hacia delante, ajustando la toalla a nuestro contorno. Dejamos las orejas dentro o fuera, pero vamos rodeando la cabeza con el borde. Cuando se unen las manos, allí por la frente, ya tendremos todo en cabello dentro de la toalla. Si soltar, nos erguimos. Ahora tenemos la cabeza cubierta y una trompa de elefante amorfo y naranja sobre la frente. La retorcemos haciendo un churro. Ahora cogemos la puntita, donde hay una goma o presilla. Echamos hacia nuestra nuca esa parte. Ahora la churrotrompa es una cresta punkiemohicana. Sólo queda localizar el botón de la nuca y sujetar la gomita allí. Es sencillo, se hace fácilmente sin adoptar posturas inquietantes.
Ya tenemos nuestro cuerpo a salvo de goterones y nuestro cabello a salvo de desmoronamientos cuello abajo. No, ni se afloja ni se cae.
El resultado es magnífico, con una sujeción a prueba de cualquier actividad. Sólo queda esperar a que se seque o a que el producto actúe. Porque el turbante sirve para varias cosas. Tomemos nota.
USOS SEGÚN NUESTRA COSTUMBRE:
El turbante sirve para dos cosas, bien para secar el cabello bien para potenciar los tratamientos capilares.
En cuanto al secado del cabello, el uso básico, la toalla nos va a permitir vestirnos, maquillarnos... o limpiar el horno sin preocuparnos de goteos. Está hecha de microfibra, material mucho más ligero y absorbente que el algodón típico de las toallas. Podemos dejar que se nos seque todo el cabello en ella, es bastante rápido, pero yo no lo aconsejo. Porque el pelo al secarse va a adoptar la forma del recogido y eso no favorece. Si tenemos el pelo muy lacio, totalmente carente de ánimo para adoptar forma... aún podría. Pero ya os digo que os va a quedar el pelo como metido en la secadora.
Dejémoslo en la toalla hasta que pase de mojado a húmedo, perfecto para meterle el cepillo y secarlo al aire o al secador. Hasta ahí podemos ahorrar, porque al estar el pelo sólo húmedo gastaremos menos en electricidad al secarlo y en mascarillas que reparen el daño que sufrirá el cabello con el exceso de secador.
En tanto a potenciar los tratamientos capilares, el uso profesional, hemos de partir de una base cosmética. Los productos capilares centran su efecto en la cutícula del cabello. Con el calor, la cutícula se abre y los productos penetran mejor. Así, cuando necesito un tratamiento de choque para mi cabello me pongo primero la mascarilla reparadora y luego la toalla mojada encima. Mojada y caliente, se entiende. Yo la empapo en el agua caliente del grifo, la escurro un poco y me la coloco. Se puede calentar, siempre húmeda, en el microondas durante un minuto pero yo prefiero ahorrar electricidad (de todas maneras, acabo de ducharme y el agua ya sale hirviendo). Cuando se enfríe, sacamos la toalla y aclaramos el cabello. Yo luego aclaro la toalla para sacarle los restos de la mascarilla y directa a la lavadora.
Como veis, es un turbante multiusos. Pero aún queda algo. Yo lo uso también para secarme el pelo con el secador cuando tengo los rulos o los bigudies puestos. Por dos motivos. Uno es que al tener la toalla entre el secador y el cabello evito un poco el daño de tanto calor. Otro es que así evito que el rizo se despeine por el aire, esos pelillos que rompen el buen rizo y hacen que parezcas “despelusada”.
LA PRESENTACIÓN:
La toalla viene en una caja muy sencilla. Es de cartón con un visor de plástico para que podamos ver el horrible color naranja que adornará nuestra cabeza. Ya lo ves y te da una ensoñación de sexy odalisca que para qué.
En el cartón tenemos la típica foto de la modelo enseñándonos como NO nos va a quedar puesto el turbante. Lo bueno es que nos explica gracias a unas fotitos del lateral cómo hemos de ponernos el invento para que nos quede como a la modelo. Es útil, muy recomendable para patosos. Y que no me quede como a la modelo, pues ya todos sabemos que el marketing es así, que una cosa es lo que nos venden y otra lo que hay. Pero como que yo no me veo sexy sexy con el rollo naranja ácido en la cabeza, eso elimina ya toda la sugerencia del batín de seda y transparencias sobre la piel de cine (el marabú se vende aparte).
Pasando de la modelo, en la parte de atrás nos explica para qué podemos usar el turbante, bien para secar el cabello bien como ayuda para los tratamientos capilares.
Se incluyen unas advertencias importantes, más que nada para quedar avisados:
Lavar las primeras veces por separado. Esto está bien, pero yo no he visto que haya desteñido. Eso sí, yo lavo con agua fría. Admite hasta 60º C, pero vigilad por si destiñe.
No usar suavizantes. Pues no sé por qué, yo me he animado a ponerle suavizante (sí, todo comenzó un día en el que el naranja me rechinaba)... y no le ha pasado nada. Sigue igual de suave como el primer día.
No planchar. Se ve que tengo periodos de odio a naranjito, pero yo la plancho (a temperatura baja) y no ha pasado nada. No puedo decir lo mismo de otras prendas, fundidas a la plancha, pero lo que es a la toalla de marras no le ha pasado nada de nada.
Si acabamos de teñirnos el pelo, la toalla puede tomar manchas. Eso tiene todo el sentido. Yo los primeros días tras el tinte uso una toalla negra para el secado, así que no os puedo decir si las manchas saldrían. Porque que se va a manchar... va a ser que sí.
DÓNDE PASAR POR CAJA Y CUÁNTO ME VA A COSTAR:
El precio es un detalle, porque las toallas de tocador suelen estar rondando los cinco euros ya no digamos las mayores. Este turbante cuesta menos de cuatro euros, 3´95 exactamente. Cierto que sólo nos va a valer para el pelo, pero aún así. Vale que podemos secarnos las manos o la cara en un apuro, pero como también me he visto haciendo equilibrios con toallas diminutas para salir de la ducha...aunque sea para el pelo y quede muy raro salir del baño envuelto en eso... secar, seca.
En cuanto adónde conseguirla, pues no nos queda otra que irnos al Mercadona más cercano, porque Deliplús es su marca propia de productos y complementos de belleza.
CONCLUSIÓN:
La colocación es sencilla, la primera vez puede que tengas que andar con tiento pero luego ya es como ponerte el albornoz o enroscarte la toalla en el cuerpo.
Es agradable al tacto y resistente. Seca rápidamente, tanto el cabello como en el tendedero. Se ajusta bien y no se cae de la cabeza. No pesa, es cómoda de usar. Y está muy bien de precio.
¿Son todo ventajas? Pues yo sólo le pondría el punto sobre la i en el terrible color naranja, pero también en esto rige el gusto de cada uno. Y que sólo la vamos a encontrar en el Mercadona, pero como todo lo de Deliplus,
Concluyo: totalmente recomendada, creo que es una buena compra.