El hotel Slaviero Slim Joinville en Brasil es un hotel perfecto para un viaje de negocios en el que buscas más la comodidad en el alojamiento que el lujo. La ubicación es perfecta. Queda prácticamente en el centro y está rodeado de tiendas y restaurantes.
Todo es sencillo en este hotel, desde la fachada pintada de blanco de un edificio con aspecto de construcción barata hasta las habitaciones. Nuestra habitación era grande, pero un poco cutre. Las paredes estaban pintadas del mismo color blanco que la fachada del hotel. El suelo era de baldosas. La cama grande, de matrimonio. Una mesa escritorio en una esquina del cuarto ponía el toque cutre a más no poder. Aquello no era una mesa de escritorio sino un pupitre de escuela. Mi marido decía que era para recordarnos que somos padres de dos niñas.
Tuvimos la suerte de que nos sirvieron un desayuno aceptable gracias a que los clientes habían protestado. Nos pusieron hasta zumos naturales. Sólo desayunamos en el hotel un día. Los oros días salimos a desayunar por las cafeterías de la zona. A mí no me apetecía desayunar rodeada por la gente de la empresa de mi marido. Tampoco quedamos a comer ni a cenar.
A la piscina fuimos una vez y nunca más. Era tan simplona como la de la casa de mis padres en el campo. Las tumbonas eran de pena penita. Aquello era un todo a cien digno de un bazar de los chinos.
El personal es amable. Tienen el hotel bien limpio y siempre te saludan con una sonrisa. Te hacen sentir que estás en Brasil con su amabilidad.