El Parador de la Isla de La Palma está cerca de la capital de la isla y al aeropuerto, en una zona denominada El Zumacal. El Parador tiene una arquitectura típicamente canaria, sin lujos. Los jardines me gustaron más que el Parador por dentro. Son jardines con muchas plantas autóctonas y bastante cuidados.
La habitación que nos dieron no era de las mejores. Era una habitación con vistas al parking. Pudieron habernos dado una habitación mejor. El Parador estaba casi vacío.
Peor fue encontrarnos con un extra por el desayuno que no procedía. Me querían cobrar un 70% más por un desayuno lleno de bollería industrial y de zumos de cartón. Protesté y no nos cobraron nada.
¿Más desventajas? Pues sí. La carretera de acceso al Parador no está iluminada y, si vas andando de noche todavía es peor. Nosotros entrábamos y salíamos en coche. No me quisiera ver yo andando por aquella carretera cutre de noche.
Lo mejor del Parador es el personal. Son muy amables. Ellos tratan de hacerte las cosas fáciles, pero no pueden hacer milagros con la mala dirección que tienen en el Parador.
La habitación que nos dieron, como os decía, no me gustó. Tenia una cama de matrimonio enmarcada por una cortina que metía miedo. Parecía que ibas a recibir la visita de Drácula en cualquier momento de la moche. Encima le pusieron en el suelo unas alfombras verdes botella que contribuían a darle un aire tétrico a la estancia. El escritorio era sencillo y antiguo. Las cortinas de las ventanas hacían juego con los cortinones que había detrás de la cama. Estuvimos tres días. No hubiera aguantado un cuarto día durmiendo en aquella habitación. Encima no teníamos vistas al mar.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar el parador de La Palma. Los hay mejores. No es un Parador al que te queden ganas de volver.