Evora, patrimonio de la humanidad, sólo por eso volviendo de mis vacaciones en Lisboa había que parar, pero para mi es una parada que os podéis ahorrar. Quizá es porque era muy tarde y todos los turistas se habían ido, pero lo que yo me encontré en el centro de Evora fue un pueblo similar a otros muchos que no son patrimonio de la humanidad.
Lo más llamativo fue el templo romano pues encontrar un espacio abierto con un templo con columnas y friso me dejó un poco impactada a priori, aunque fue mas la sorpresa que lo demás, pues realmente la edificación es pequeñita y no tiene mucho, pero está junto a un parquecito que le aporta amplitud y perspectiva.
Por lo demás, Evora no tiene mucho. El centro está bien conservado, la plaza del Giraldo es amplia, pero no tiene grandes edificaciones ni es especialmente comercial. Vamos, que es una plaza de pueblo sin mas.
Merece la pena perderse por las callejas pero no encontraréis nada reseñable. Está la catedral, que es grande, pero que tampoco llamó mi atención y en cuanto cae la noche la iluminación deja mucho que desear, ya no apetece pasear y quitando los restaurantes no encuentras nada abierto, al menos en el centro, que es donde yo estuve.
Fuera de la ciudad amurallada ya encuentras más luz, pero la misma ausencia de vida, aunque nosotros tuvimos mucha suerte porque nos coincidió el mercado medieval y había ambiente, puede que toda la gente se hubiera concentrado allí y por eso no vimos a nadie en ningún otro sitio.
En resumen, que a menos que coincida que tenéis que parar por la zona para hacer noche Evora no merece la pena. Bueno, si queréis parar a comer os recomiendo el restaurante Momentos (o algo así, no recuerdo exactamente), buenísimo y muy bien de precio, pero es que en Portugal se come de fábula por poco dinero.