Tuve la suerte de ver las Cuevas de Altamira cuando no tenían las visitas restringidas y no puedo decir que me parecieran para tanto. Fui con mi hermana la primera vez. La segunda vez fui con mi chico. Todavía estábamos solteros.
Estas cuevas no son muy grandes. Yo me esperaba encontrar algo mucho más amplio. Sentí agobio allí dentro. La cueva es de trazado irregular y sólo tiene 270 metros de longitud. Consta de un vestíbulo, una galería más pequeña que una habitación de hotel y la sala lateral que debieron utilizar en su día para guardar cosechas. Dentro está lo que se considera el arte rupestre prehistórico. Los dibujos tienen unos 14.000 años de antigüedad y representan todo tipo de animales de la época: bisontes, ciervos, jabalíes, caballos... Yo no me creo mucho que sean de esa época. Parecen dibujos hechos por algún listo que quiso promocionar su tierra. Me refiero al descubridor de las cuevas. Los dibujos están pintados con pinturas ocres naturales de color rojo y ribeteadas en negro.
He ido también a ver la Neocueva del Museo de Altamira. En esa cueva han hecho los mismos dibujos empleando los mismos procedimientos pictóricos. Por ejemplo, el gran techo de los bisontes polícromos es idéntico. En la nueva cueva tienen un taller donde te explican las técnicas empleadas en esta obra famosa del arte rupestre.
Os recomiendo ir a ver las Cuevas de Altamira. Seguro que no te dejan ver la vieja, pero puedes ver la nueva. Es idéntica. Yo siempre digo que las pinturas no las pintaron los paisanos de Adán y Eva sino un espabilado que se montó el negocio muy bien montado. Mi chico y mi hermana, en cambio, piensan que fueron los hombres primitivos los que hicieron los dibujos con sus propios dedos. Tienen más imaginación que servidora.
En todo caso, los dibujos son bonitos. Te valen para enseñarles a los niños los animales que no conocen.