Cuando llegue a El Racó De Madremanya, Madremanya, en Gerona quedé a cuadros. Era un hotel primitivo por fuera y por dentro. Incluso más por dentro que por fuera. Ver como estaban todas las habitaciones con la piedra descubierta como esas casas de piedra que tienen las fachadas sin revestir. Pero ahí no quedaba la piedra descubierta: también los cuartos de baño tenían las paredes de piedras desnudas.
No me sentí muy cómoda el fin de semana que pasamos allí. Encima nos tocó una habitación de la última planta. Teníamos los techos de madera sobre nuestras cabezas. Aquello parecía recién remodelado, pero nunca me gustó ver vigas de madera en los techos.
Como os decía, lo peor fue el cuarto de baño. Era un cuarto de baño pequeño que tenía un espejo redondo minúsculo y situado demasiado alto. para mi marido valía, pero yo no me veía la cara ni poniéndome de puntillas.
No os lo recomiendo ni os lo dejo de recomendar. Mi suegra estuvo por allí con su hermana y vinieron encantadas. Para gustos colores. Yo me sentí como una Eva acompañada de su Adán en una cueva del Paleolítico.
¿Más desventajas? Nos salió el fin de semana carísimo. Como se consideran de los mejores hoteles rurales que hay en Cataluña, te cobran la noche a precio de oro. Pagamos 130 euros por noche. Mi marido estaba loco cuando hizo la reserva en Rusticae. Si quería impresionarme, lo consiguió. No le pedí el divorcio porque no quería dejar sin padre a dos niñas de corta edad.
Fuimos a ver el museo que había en una casa vieja que también era de ellos. No tenía nada novedoso. Todos sabemos como vivían cuando no había las comodidades de las que disponemos ahora. El Racó De Madremanya, Madremanya también tiene mucho de museo en su mobiliario. Las camas parecen de otra época con sus hierros forjados libres de pinturas y colchones tan duros como los de lana de oveja que hacía mi abuela.