El cine español está cambiando y creo que lo está haciendo para bien, pero hay algo que seguimos sin hacer bien y es enganchar y emocionar. Las historias que se cuentan en el cine español suelen ser súper absurdas y excéntricas (en plan Aquí no hay quien viva) o tan intensas como esta, que al final lo que te deja es una sensación de haber estado viendo la vida misma, con la insatisfacción que eso te crea.
Tarde para la ira o lo que es lo mismo, “la venganza se sirve fría”, nos cuenta la historia de un hombre que pasa años planificando una venganza. El guión se centra en la ejecución de esa venganza y nos muestra como errores en el pasado nos caen encima años después. Es por esto que la película te deja con una sensación de desazón pues no te puedes identificar con el protagonista, ni con ninguno de los personajes. Entiendes sus motivaciones, pero el momento del castigo ya pasó. Erigirse juez y verdugo no deja satisfecho al personaje y tu te quedas como el.
La película ganó varios Goyas, entre ellos el de mejor película y si, está bien hecha, el guión es original aunque no me parece una historia que enganche. Lo ves y ya está. Si no fuera por los actores creo que es una película que caería en el olvido. Su éxito recae en la fuerza que le pone todo el equipo y que traspasa la pantalla. Te transmite sus emociones y consiguen mantenerte pegado a la pantalla deseando la redención y la salvación de cada uno de los personajes. Es una pena que el desenlace sea el que es, aunque otro final hubiera sido más criticable. Creo que para poner ese final hay que estar muy seguro del producto y realmente pienso que es un acierto, aunque yo hubiera preferido una más en plan “happy”, pero claro, yo sigo viendo pelis de dibujos animados, jaja.