Estuve este verano en el Hotel HC*** Mollet Barcelona y no quedé muy contenta. Tal vez era que andaba por el ambiente el tema de la independencia catalana y el personal te miraba como si fueras una invasora al notarte acento madrileño. Yo no estuve cómoda.
La habitación era pequeña,pero le habían metido tres camas. Era un todo camas, como decía mi marido. Las camas no dejaban espacio. Estabas como encajonada. El cuarto de baño era minúsculo. Casi parecía un cubículo de un aseo público. Todo pequeño. Encima los sanitarios se veían viejos. Mirabas el wáter y te pasaban las ganas de mear.
Del desayuno mejor ni os hablo. La fruta estaba tan madura que parecía salida del banco de alimentos para pobres. Mucha fruta madura y unas jarras de leche. La bollería enseguida se terminaba. Cuando yo bajé al buffet ya no había. Mi marido había conseguido unos bollos industriales que se veían poco frescos.
Quisimos ir al gimnasio, pero, como quedaba lejos ya no fuimos. La chica de recepción nos dijo que era un gimnasio muy completo. Lo sería. Yo estaba tan desilusionada con el trato recibido y con las deficiencias del hotel que no me apetecía hacer ejercicio en el maravilloso gimnasio que decían tener.
No os recomiendo este hotel. No me gustaron nada los empleados. Se nota que están muy politizados y no te tratan como a una clienta bien recibida sino como a una invasora. Yo ya le dije a mi marido que vaya buscando trabajos fuera de Cataluña para su empresa. A mí no me apetece alojarme en hoteles donde te miran con esa cara de estirados avaros.
Lo único que puedo decir bueno del Hotel HC*** Mollet Barcelona es que lo tienen limpio, sobre todo las estancias comunes. En el servicio de la habitación no se emplean mucho con la limpieza. Yo misma tuve que limpiar la ducha porque no la habían dejado perfecta.