Desde que probé el Vino blanco Rías Baixas Lolo en la casa de unos amigos, no falta de mi hogar. Es un vino muy juvenil, de color amarillo verdoso que me enamoró el paladar.
Mi chico lo llama el vino del perrito. Así se puede llamar porque en la etiqueta trae un perrito en color blanco que destaca sobre el fondo azul bonito del papel. Esto como que no me gusta mucho porque el perrito llama mucho la atención de los niños. Por eso siempre lo colocó en una estantería lo más alta posible para que las manos de mis hijas no alcancen la botella.
No es un vino de los más baratos. Tampoco es carísimo. Me costó7,75 euros la botella de 75 cl y me aproveché de una oferta del cincuenta por ciento de descuento en la segunda unidad para traer una segunda botella por sólo 3,63 euros.
Este vino me huele bastante a pomelo. A pomelo y a manzana verde. Mi chico, en cambio, dice que lo nota un poco cítrico. Para gustos colores que se dice. Yo lo que lo noto es muy juvenil, desenfadado. Es ese tipo de vinos que puedes sacar cuando la gente quiere cerveza. Acompaña divinamente los pescados, sobre todo los mariscos. Es un vino blanco muy recomendable.
Además, es fácil de encontrar. Muchos supermercados lo tienen. Por ejemplo, el supermercado de El Corte Inglés. Es donde lo compro yo.
La primera vez que lo bebí me lo pusieron con comida vegetariana. Os aseguro que marida mucho mejor con los pescados y con los mariscos. Es un vino que tiene muchos matices en la boca. Da gusto saborearlo. Yo pagaría más por él, porque es un vino que notas potente, fructoso, con personalidad.
Lo encuentro perfecto. Quitando lo de la etiqueta que me gusta, pero considero que no es la etiqueta adecuada para una casa donde hay críos. Es demasiado vistosa para mi gusto.