El Museo Provincial del Vino lo ves rápidamente porque es un museo pequeño que hace de complemento al castillo. Muchos de los visitantes del castillo se pasan por el museo. No fue nuestro caso: nos fuimos directos al museo. Yo no estaba para ver monumentos arquitectónicos ese día.
Fue una tontería por mi parte porque en los seis euros de la entrada iba incluida la visita con guía al castillo. Pero una es así. Cuando no tiene el día no lo tiene. Además, esperaba que el museo fuera más grande. Con esto no quiero decir que no esté bien. Está genial porque te dejan oler el vino y adivinar de qué vino se trata. Es un museo muy interactivo. A nosotros nos sirvió para conocer datos sobre el vino que desconocíamos.
Eso sí, me parece un museo para mayores. No veo correcto llevar a los niños al museo de una bebida alcohólica. El vino emborracha. Por eso me llamó la atención ver tantos niños visitando este museo que está rodeado por casas viejas.
Os lo recomiendo. En el museo te explican como se elabora el vino. En la zona de aromas puedes disfrutar los distintos olores de los vinos de la provincia de Valladolid. Es la zona del museo que tiene más éxito entre los visitantes. Era en esta zona de aromas donde había más críos. Aquello no era normal.
El Museo Provincial del Vino lo puedes recorrer a tu aire o elegir la visita guiada. Nosotros fuimos a nuestro aire. No soy muy de guías. en este museo está todo muy explicado. No necesitaba un acompañante dando lecciones a mi lado. Así acabamos antes el recorrido y pudimos regresar al hotel donde nos esperaban las niñas con mi madre. En mi vida hubiera llevado a dos niñas de corta edad a oler una bebida que emborracha. Soy una madre responsable.