Edimburgo no es una ciudad que me guste. Fui con mi hermana y no puedo decir que me haya gustado, quitando el Castillo. Callejeé Edimburgo sin rumbo mientras mi hermana iba a clase. Estaba para un curso universitario que duraba una semana. Yo aproveché para ir de tiendas. No puedo decir que los empleados de las tiendas fueran muy amables. No te ayudan nada. Si los entiendes, los entiendes y , si no los entiendes, adiós que aquí hay más clientes. No se puede comparar una tienda de Edimburgo con una tienda de cualquier ciudad española. Aquí nos desvivimos por atender bien al cliente.
No sólo hay tiendas en Edimburgo. También hay mercados muy parecidos a las plazas de abastos españolas. Nada del otro mundo.
Lo mejor de Edimburgo es su castillo. Fui a visitarlo con mi hermana. Estaba okupado por una boda, una pareja se casaba al son de las gaitas con todos sus invitados. Una boda pintoresca. Nos quedamos a mirar. Me encanta ver bodas in situ.
Mi hermana estaba más interesada en las Joyas de la Corona de Escocia que en la pareja que se casaba. Nos fuimos directas a ver las joyas. La piedra de Scone es preciosa. La empleaban en las ceremonias de coronación de los reyes escoceses en la Edad Media. Los reyes medievales hacían las cosas a lo grande.
De noche fuimos a tomar unas pintas de cerveza a un pub. Mi hermana se animó con los whiskys. Yo tuve de sobra con una cerveza. No estaba para perder la cabeza. Una cosa es una semana de chicas en Edimburgo y otra cosa es volverse adolescente.
Os recomiendo visitar Edimburgo. Es una ciudad aburrida que te hace desear volver a España pronto. Ni siquiera el clima acompaña. La semana que estuve por allí con mi hermana llovió todos los días. Llovía y hacía frío. Encima mi hermana se empeñó en ir a ver un cementerio que le habían dicho que era bonito. Los cementerios no son bonitos. Era un cementerio de lápidas de piedra sobre tumbas enterradas.