Me habían dicho que en Isla Mauricio hay un clima muy agradable y no me engañaron. Es un clima muy parecido al de Canarias, un clima perfecto para las personas que no aguantamos demasiado bien las altas temperaturas. Pero lo mejor de Isla Mauricio son sus playas. Me lo pasé de cine con mi marido y con mis hijas en las espectaculares playas de Isla Mauricio. No habría salido de sus arenales dignos de un paraíso si mi santo no hubiera insistido en hacer turismo por una isla que sólo tiene 1865 metros cuadrados. Mi marido quería visitar cada pueblo, conocer las costumbres de la gente, ir de restaurantes.
Isla Mauricio es una isla con una gran exuberancia paisajística. La población es una mezcla de razas. Hay africanos, hindúes, chinos y europeos, y todos ellos viven en cordial convivencia. Deberían tomar nota en otros sitios del planeta que pierden tiempo y vidas en conflictos. La gente es amable con los turistas. Puedes comunicarte con ellos si hablas inglés y/o francés, los idiomas que hablan los lugareños. Yo no soy muy de hablar con la gente de los lugares que visito. Los que se te acercan suelen venir a venderte artesanías y esas cosas con las que se ganan la vida y a mí no me gusta comprar como si fuera una ONG.
En Isla Mauricio fuimos a Grand Baie, el norte, donde encuentras pueblos encantadores. Estuvimos en Pereybere y Cap Malheureux. También fuimos al Jardínn botánico de Pamplemoursses donde había grandes árboles, lagos con nenúfares gigantes y un pequeño zoo. Fue una pena que no vinieran las niñas. Les encantan los zoos.
El Sur de Isla Mauricio es más pesquero. Desde la carretera que bordea la costa vimos grandes prados verdes y un mar muy bravo. Por eso tienen tantos peces. Cuando el mar es bravo la pesca se multiplica.
Muy diferente me pareció la zona central de Isla Mauricia, un gran bosque tropical. Mi marido se había cansado de ver tanta vegetación y quiso ir hasa Grand Bassin, un lugar sagrado de peregrinación hindúe. Nos sentamos y miramos su ceremonial de purificación. Es muy lioso ser creyente de cualquier religión. Yo cuando veo estos trabajos que pasan la gente que sigue las distintas religiones del mundo mundial, me alegro de ser atea.
Nuestra estancia en Isla Mauricio acabó en el Parque Chamarel, una formación volcánica donde ves hasta siete colores de tierra. Fuimos desde este parque al extremo sureste de la isla. Desde allí puedes disfrutar de las mejores vistas de la isla.
Os recomiendo, pues, visitar Isla Mauricio. Si no tienes tiempo para recorrer toda la isla, puedes quedar en la capital, en Port Louis. Tiene muchos templos: minaretes, la catedral, pagodas... Isla Mauricio es un país complejo que nos sorprendió.