Unos mosaicos que vi bastante bien conservados estaban en el Museo de San Salvador de Chora en Estambul, un museo ubicado en un edificio que fue en su día iglesia y, posteriormente, mezquita. Nosotros fuimos con un guía que nos fue explicando con calma todas las representaciones que recogían los mosaicos.
Son frescos y mosaicos bizantinos. Nos contó el guía que fueron tapados con yeso. Cuando retiraron el yeso los encontraron casi tan bien como cuando estaban inicialmente al descubierto decorando las paredes de la primitiva iglesia cristiana. Era una iglesia que estaba fuera de la ciudad. De hecho, chora significa fuera de las murallas.
Este museo se lo recomiendo a los fans del arte bizantino. Los frescos son los mejores conservados del mundo. Es toda una lección de Historia del Arte in situ pasarte por las salas del museo. La pena es que cobren la entrada un poco cara. Había turistas que no entraban por el precio. En Estambul hay veces que tienes la sensación de que los lugareños, sean autoridades o ciudadanos de a pi, piensan que los turistas extranjeros somos millonarios.
El mosaico que más gustó a mis hijas fue el de San Salvador. Mi hija mayor copió el dibujo a partir de una foto que sacó su padre. Es un mosaico muy logrado tanto en color como en trazos. San Salvador tenía un traje de color azul precioso. Me refiero al color. Mi marido decía que no eran colores primitivos. Si no lo eran, había que felicitar a los restauradores del mosaico. Lo habían dejado muy bonito para los visitantes. Yo prefiero ver pinturas restauradas a ver pinturas en ruinas.
El edificio del museo procede del lejano siglo XIV. Fue muy bien restaurado tanto por fuera como por dentro. Es uno de esos edificios que tiene Historia en sus piedras porque por allí pasaron creyentes de dos religiones muy distintas.